Desde luego que no es oro todo lo que reluce y tras el agónico triunfo del Málaga CF sobre el Athletic del pasado domingo (2-1) hay mucho análisis y también mucho que enmendar. Sin embargo, bajo los triunfos se suele trabajar más cómodo y mejor, y desde la entidad blanquiazul se espera que la victoria sobre los rojiblancos sea un punto de partida para levantar el vuelo, el giro esperado para cambiar las tornas y dejar de lado el irregular comienzo liguero.

Desde luego, hay pocos argumentos futbolísticos a los que agarrarse en el Málaga en los primeros 82 minutos de juego, hasta que Duda encontró la clarividencia necesaria en un mar de piernas rojiblancas para asistir a Sandro, primero, y marcar después. El conjunto de Juande sigue teniendo muchas deficiencias en su juego, en todas sus líneas y especialmente en la defensa. Hay piezas desaprovechadas y otras que no están en su mejor nivel. Y también hay mucha ansiedad en torno al equipo.

Sin embargo, el triunfo ha conseguido apaciguar los ánimos y rebajar la tensión. Ha dado oxígeno a Juande Ramos y a su equipo, lo ha conseguido sacar de la zona de descenso para estas dos semanas sin fútbol y le permite trabajar desde la victoria, que siempre es más confortable y crea un ambiente más sosegado.

El Málaga CF supo aprovecharse de la expulsión de Balenziaga para inclinar el partido a su favor. En términos estadísticos, es evidente que el equipo de Juande fue superior al de Valverde, ya que jugó 55 minutos con un hombre sobre el verde. Pero la superioridad hay que demostrarla y el Málaga tuvo más posesión (60,5%), remató más (15 remates por 7 del Athletic), sacó más córners (7 por 2 del rival), recuperó más balones (81 por 69) e incluso cometió más faltas (19 por 11 rojiblancas). Es decir, que el conjunto malaguista hizo algunas cosas bien y comienza a recoger los frutos.

Algunos brotes verdes de este Málaga también tienen nombres propios. El primero es Sandro, que comenzaba a ser discutido pero que ya es el máximo realizador del equipo con dos goles en su casillero. El del domingo, con algo de fortuna, entró en la portería pese a que el canario no había cuajado un gran partido. Al final, a un delantero se le acaba midiendo por el número de goles más que por otros conceptos.

Otro nombre que mostró mejoría es el de Ignacio Camacho. El maño es el termómetro de este equipo y comenzó a emitir señales de mejoría tras un arranque desconocido. Retrasó su posición en la segunda mitad para multiplicar sus funciones y comenzó a liderar al equipo desde atrás. Su liderazgo también está fuera de toda duda.

Y por último Juande Ramos, que no termina de dar con la tecla de su plantilla -el domingo dejó a Jony en la grada cuando era uno de los mejores hasta la fecha- pero que consiguió cambiar el sino del partido con sus tres cambios, que fueron decisivos: En-Nesyri arrinconó al Athletic, Duda volteó el partido y Juankar dio profundidad a su banda para asistir en el 2-1. Hay mimbres y sólo queda saber si lo del Athletic fue el punto de inflexión esperado.