El nuevo técnico del Málaga CF debe ser la piedra angular del nuevo proyecto, la pieza que haga encajar todo el engranaje para que la maquinaria funcione a la perfección. Pero no está siendo fácil. El Málaga CF, su dirección deportiva, busca con ahínco al que será su nuevo entrenador para la próxima temporada, pero está encontrando más escollos de los esperados. Y es que no sólo con el nombre vale para fichar en Segunda División. El club necesita un proyecto acorde a las expectativas. Y de momento no lo tiene.

La intención, una vez casi consumado el descenso, es contar con la ventaja de ser uno de los primeros equipos que ya conoce su destino el próximo curso. Para ello es necesario fichar un entrenador, que aporte y que ayude en la planificación. Que decida qué jugadores deben continuar, con los que no va a contar y a los que le gustaría que le ficharan para ser un serio aspirante a Primera.

Para la elección del nuevo técnico, el Málaga CF ya ha movido ficha. Lo viene haciendo desde hace semanas, desde que el descenso ha ido tomando forma. Pero los pasos dados hasta la fecha no han finalizado en conquista.

Con Muñiz, la propuesta de momento ha caído en saco roto. El asturiano, el último que dirigió al Málaga en Segunda, ha puesto unas condiciones que de momento el Málaga no puede atender. Otro de los nombres es el de Vicente Moreno. El entrenador del Mallorca, que milita en Segunda B, también tiene complicaciones para aceptar el interés del conjunto blanquiazul. Tiene un año más de contrato con otro opcional y salvo que el conjunto mallorquín no ascienda -algo complicado porque va líder destacado de su grupo-, sus opciones de salir son remotas.

En definitiva, son también dos perfiles muy diferentes de entrenadores. Y es que en la dirección deportiva estudian estos días si apostar por un técnico contrastado en la categoría, que conoce a la perfección cada escollo y cada rival, como puede serlo Muñiz, Oltra o Arrasate. O hacerlo por un entrenador joven y con ambición que apunta maneras, como lo es Vicente Moreno -sólo ha dirigido a Xerez, Nástic y ahora Mallorca-, pero también lo fueron en su día Bordalás (Getafe) o Machín (Girona), que ahora triunfan en Primera tras ascender desde Segunda.

Ninguna apuesta te asegura el éxito ni la otra te conduce al fracaso, pero en el Málaga CF quieren acertar con el «tiro» porque también son conscientes de que la presión en Martiricos será máxima durante toda la temporada. El conjunto blanquiazul está llamado a ser el principal equipo de la categoría por su presupuesto, pero debe refrendarlo sobre el césped. Algo que en Segunda no es sencillo.

Además, está también en la memoria de los blanquiazules el último ascenso, hace una década, cuando el Málaga CF no abandonó la zona de ascenso directo en toda la temporada -salvo dos jornadas-. Un logro difícil de repetir dadas las circunstancias.

Manejar los tiempos en una categoría compleja y demasiado larga será también fundamental. E incluso aguantar los momentos de crisis, que los habrá.

El mercado, frenado

Mientras el club busca a su piedra angular, el mercado está frenado porque está en plena competición. El Málaga buceará, en la mayoría de los casos, entre dos aguas: equipos que desciendan o equipos que pretendan ascender a Primera. Y en ambos, la batalla por cumplir sus objetivos se dirimirá hasta las últimas instancias.

La temporada en Segunda División no finaliza hasta mediados de junio, lo que en muchos casos frenará negociaciones. Y es muchos jugadores preferían jugar en Primera con su equipo recién ascendido antes que en Segunda con el Málaga. La planificación va a paso lento.