Ni Mónaco ni Dubai. Marbella es Marbella y tiene que respetar su identidad para reinventarse. Una decena de expertos debatieron ayer sobre el futuro de la ciudad. Concretamente, el futuro económico. Partieron de una premisa: su motor será el turismo. El mismo que lo ha sido desde la década de los 70 y el mismo que lo es ahora. Pero no cualquier tipo de turismo. Los ideólogos de la nueva Marbella aspiran a un perfil de visitante muy exclusivo: el que guarda muchos billetes en la cartera, el de lujo.

La disertación se prolongó durante cerca de tres horas. Fue una tormenta de ideas, mejor dicho, un manantial de ideas -por el orden de las intervenciones- propuesto por la agencia de comunicación OAK Power e impulsado por el propio Ayuntamiento, entre otras firmas e instituciones privadas.

Hablaron de las posibilidades de su situación geográfica, de las infraestructuras existentes y de las que faltan, de su arquitectura, de la ausencia de una agenda cultural completa, de los hosteleros y sus empleados, de la limpieza, la seguridad y, cómo no, de los puertos y las tiendas de lujo.

Abundancia y escasez

Sus más de 15.000 plazas hoteleras, 627 restaurantes y 154 oficinas bancarias contrastan con sus apenas cuatro museos y 30 galerías de arte, además de un único palacio de ferias. «El nivel cultural de Marbella es muy bajo», criticó ayer Sophie Gravier, socia de Polígono Gallery, una iniciativa empresarial que pretende convertir a la localidad en la «Miami europea», aseguró ayer. Su ubicación, en pleno polígono industrial, no es más que la primera llamada de atención de esta emprendedora francesa que trae afán de innovar a la ciudad del glamour, no de la cultura. «La gente no puede ni quiere estar las 24 horas del día comprando, también quiere hacer otras cosas», añadió. «Tengo clientes de alto poder adquisitivo que se han ido porque se aburrían», reconoció.

«La iniciativa privada lo ha hecho todo aquí», reivindicó el propietario del Hotel Villapadierna y presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz. «Y si repasamos la lista, la mayoría de ellas se las debemos a empresarios nacionales», afirmó. Tiró muy claro hacia la ampliación del puerto de La Bajadilla diseñada a gusto del jeque catarí propietario del Málaga Club de Fútbol.

De gastronomía se llenó la boca el director del restaurante El Lago, Paco García. Fue el primer establecimiento que devolvió la mirada de la Guía Michelín a Marbella en 2005. «No puede ser que en Marbella haya una única escuela de hostelería», recordó.

García valoró el papel de los cocineros que trabajan en la localidad pero no dejó en su discurso espacio para la autocomplacencia. «Con tantos restaurantes como hay, el porcentaje de restaurantes de calidad es muy bajo», dijo. Por no hablar de la formación de los empleados de algunos establecimientos hosteleros. «Hay que dejar de confundir el servicio con el servilismo», recalcó Arranz.

La directora de Bulgari en España, María de la Hera, le dio la razón al dueño del Villapadierna que acogió el pasado verano a la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama. «Una tienda de lujo pide tráfico de clientes cuando se asienta en una ciudad», destacó. En Marbella, ese tráfico se prevé «de clientes de calidad». Sin embargo, no es estable. De la Hera se quejó de que las ventas se reduzcan al mes de agosto. Salir de la estacionalidad es una de las asignaturas pendientes de la ciudad, que ahora trata de labrarse un futuro mejor y apuesta, para ello, por mirar al mar para avistar buques de crucero.

Hoteles y segundas residencias

El presidente de la Federación Andaluza de Urbanizadores y Turismo Residencial, Ricardo Arranz, comentó ayer durante el foro el elevado número de viviendas de lujo que acumula la localidad. En concreto, aseguró que la ciudad posee unas 30.000 superiores al millón de euros y otras 35.000 que podrían valorarse entre los 300.000 y los 600.000 euros. Arranz, también propietario del hotel Villapadierna, se refirió al problema de la estacionalidad del turismo. «O la rompemos o habrá que cerrar los hoteles en invierno», advirtió en referencia a la escasa rentabilidad de los mismos con mal tiempo.

Seguridad ciudadana

Puerto Banús, el icono de Marbella por excelencia, no es todo lo seguro que debiera o, al menos, no todo lo seguro que demandan los empresarios que trabajan en el recinto portuario. «Necesitamos una mayor colaboración de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado», indicó el vicepresidente de la instalación, José Figueroa. «Ya sabemos que no podemos tener 35 agentes al día como quisiéramos», insistió. Asimismo, el propietario de la revista Essential Marbella, Andrea Böijti, y la directora de Bulgari en España, María de la Hera, apuntaron muy claramente al «problema de la prostitución».

Unión empresarial

El concejal de Turismo, José Luis Hernández, avanzó ayer la constitución de una fundación del Turismo en la ciudad en la que pretende que participen los representantes de los distintos sectores empresariales. «Esperamos poder tenerla constituida para finales de año», adelantó ayer. Esta fundación permitirá unir los esfuerzos de los empresarios de todo el término municipal. Ayer, durante el foro, buena parte de ellos coincidieron en la visión individualista que poseen que termina por no beneficiar al colectivo y, por tanto, por perjudicar a los intereses particulares de todos.