Abdelkader Benali, el vecino de Fuengirola que a sus 72 años es considerado por la policía como el mayor traficante de cocaína del norte de África, ha salido de prisión apenas dos meses después de entrar acusado de liderar la organización familiar que intentó introducir en España una tonelada de cocaína oculta en piñas que fueron interceptadas en el puerto de Algeciras. Si el 11 de noviembre la juez que instruye la causa ordenó su ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza, la Audiencia Provincial de Málaga accedió el 8 de enero a que Benali, apodado «El Laca», saliera de la penitenciaría de Alhaurín de la Torre basándose fundamentalmente en su estado de salud.

Tras discrepar con algunos de los argumentos (arraigo o escaso riesgo de fuga) que la defensa de Benali presentó en un recurso contra su encarcelamiento, los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial accedieron a su puesta en libertad basándose en los «padecimientos físicos» del reo. El auto de excarcelación al que ha tenido acceso este diario define su dolencia como una fibrilación auricular «que motiva un trastorno del ritmo cardíaco que si no es controlado adecuadamente puede dar problemas más graves como embolia con ictus cerebral. El documento judicial añade que ese diagnóstico, avalado por los Servicios Médicos del Centro Penitenciario de Málaga, motivó que durante su internamiento tuviera que ser trasladado en dos ocasiones -el 30 de noviembre y el 2 de diciembre­- al Servicio de Urgencias del Hospital de Especialidades Virgen de la Victoria de Málaga. En contra del criterio de su abogado, que pretendía que el patriarca de los Benali saliera de prisión sin medidas cautelares más allá de presentarse periódicamente en el juzgado, los magistrados condicionaron su salida de la cárcel previo pago de una fianza en efectivo de 50.000 euros, la prohibición de abandonar el país debiendo hacer entrega de su pasaporte y la obligación de presentarse en los juzgados los días 1 y 15 de cada mes y cuantas veces fuera reclamado.

La operación Laca, apodo que Abdelkader se ganó en su juventud por trapichear entre Marruecos y Melilla con pequeñas cantidades de hachís que ocultaba en botes de laca, supuso la detención de once personas por su presunta implicación en una trama que intentó introducir algo más de una tonelada de cocaína a través del puerto de Algeciras. Entre los arrestados había un policía nacional destinado en Estepona, tal y como adelantó La Opinión de Málaga en noviembre.