Escribo estas líneas con la garganta aún rota de gritar el gol de Iniesta que le ha dado a España su primer mundial de fútbol. Una gesta que consolida al deporte español en la élite mundial porque a éste éxito futbolístico, precedido por la Eurocopa de 2008, hay que unir los triunfos en Baloncesto, Tenis, Motociclismo, Fórmula 1, Ciclismo, Balonmano y una larga lista de éxitos tanto individuales como colectivos.

El los últimos años el deporte es motivo de orgullo y felicidad para los españoles, las gestas de nuestros deportistas son seguidas con admiración por el resto del mundo, por motivos familiares he convivido estos días con un grupo de estudiantes de EEUU que, envueltos en las camisetas rojas y la bandera española han gritado y disfrutado como cualquier español con el triunfo de nuestra selección. La marca España cotiza al alza, hemos superado el pesimismo histórico que nos perseguía como eternos aspirantes al que todo se le volvía en contra, hoy eso ha cambiado, ahora perder forma parte de las probabilidades de cualquier competición deportiva, pero no porque pensemos que somos inferiores a otras selecciones o países.

Sin duda, hay acontecimientos que marcan la vida de las personas y que son capaces de unir a una nación y no tengo duda de que la fecha del 11 de Julio, quedará grabada en la memoria histórica de nuestro país, porque más allá de lo deportivo este éxito representa, como ha dicho Vicente del Bosque «valores y principios muy importantes para España» y efectivamente, «la Roja» ha consolidado con su estilo un modelo de convivencia y trabajo colectivo entre jugadores de diferentes ciudades, regiones y equipos bajo una misma bandera, la de España que, por fin, deja de ser patrimonio de unos o de otros para convertirse en la seña de identidad, ni exclusiva ni excluyente, de todos los españoles.

Este espíritu deportivo, con carácter ganador y con un juego que enamora, surge en unos momentos de dificultades económicas, de serios problemas con el paro y la deficitaria economía de muchas familias, por desgracia, la conquista del mundial no va a solucionar la situación económica, nadie será más rico o más pobre por ello, ni saldrá del paro ni ingresará en él, pero si puede ser un ejemplo de cómo hacer las cosas, de como por encima del interés individual está el trabajo en equipo, la lucha por un objetivo común, y en ese partido lo fundamental no es la posición que se ocupe en el campo sino tener claro esos valores y principios a los que hacía referencia Del Bosque, si lo hemos conseguido en lo deportivo podemos conseguirlo en lo social y en lo económico, por eso permítanme que en estos momentos de euforia colectiva pueda soñar con estos deseos y que, además de lo deportivo, nos sintamos orgullosos con nuestro quehacer diario como país.