Hoy día ya no vale la máxima de que al turismo una sonrisa. En un contexto internacional donde hay tantos mercados competidores como regiones en el mundo, la industria turística de Andalucía necesitaba un nuevo marco jurídico que permitiera que esta actividad siga siendo uno de los principales motores económicos de la comunidad. El anteproyecto de Ley de Turismo que ayer impulsó el Gobierno andaluz salda una deuda con los profesionales de esta industria que necesitaban de un marco jurídico nuevo en el que todos se sintieran cómodos para fortalecer esta industria. Y ese nuevo reglamento nace bajo tres premisas fundamentales: la sostenibilidad ambiental (se apuesta por el territorio como recurso básico del turismo); la sostenibilidad económica (favorece la creación de empleo y la inversión); y la sostenibilidad social (refuerza las garantías y la seguridad de los trabajadores y usuarios de los servicios turísticos). Sobre estos tres ejes giran los 84 artículos del anteproyecto, aunque el epicentro de la nueva norma recae en el turista, que se convierte en el corazón del nuevo reglamento. Algo tan simple pero muchas veces olvidado. Y para lograr esa satisfacción en el cliente, de que encuentre en Andalucía ese lugar de experiencias únicas que le invite a repetir, la Consejería de Turismo impulsó esta nueva ordenación para dar respuesta al nuevo turista del siglo XXI y al nuevo modelo turístico en vigor.

Andalucía es turismo y parecía ilógico que esta actividad crucial en la economía andaluza estuviera regida por una norma de 1999 donde la administración turística no tuviera, por ejemplo, influencia sobre el modelo urbanístico donde se realiza la actividad turística. Por ello, una de las novedades persigue una mayor coordinación con la planificación urbanística, sobre todo en cuanto a suelos de uso turístico se refiere. Es decir, la Consejería de Turismo adquirirá una mayor influencia en los planeamientos urbanísticos de los municipios y emitirá informes a los planes subrregionales de ordenación del territorio (POTA) de forma previa al procedimiento de información pública. Pero las novedades no se quedan ahí. Se establece una reclasificación de la oferta y se soluciona un problema histórico que podía distorsionar y mermar la calidad de los alojamientos hoteleros. A partir de ahora la gestión y comercialización de un conjunto de unidades de alojamiento correrá a cargo de un único sujeto, profesionalizado y responsable de la actividad.

Ayer fue un gran día para la industria turística, que durante dos años han trabajado codo con codo con el Gobierno andaluz para acordar ese marco jurídico tan necesario que permita a Andalucía mantener y renovar su liderazgo turístico.