Escribe el dorsal 1128, pero podía hacerlo el 527, el 342, o el 9. El cabreo es el mismo. El sábado por la noche se celebraba la primera edición (y esperemos que, en las mismas condiciones, la última) de la Carrera Nocturna «Ciudad de Málaga», una prueba que se antojaba apetecible, a pesar de sus excesivos 15 euros de inscripción, y que acabó siendo un calvario para los casi 1.300 participantes que en ella tomaron parte y que sólo encontraron en el público del Paseo Marítimo de Poniente el único sustento, anímico, en los 12 kilómetros de recorrido. Y es que no hubo agua. Tan increíble como vergonzoso. Con dos puntos de avituallamiento programados por la organización de la prueba, a cargo de Global Sport Málaga, en los kilómetros 3,5 y 8, su ausencia hizo que la necesidad de los corredores se hiciese duda; la duda, desconcierto; y el desconcierto, malestar. Hasta el punto que muchos corredores, nada más cruzar la línea de meta, prefirieron buscar responsables antes que hidratarse con la escasísima agua que hubo en el Estadio de Atletismo. La búsqueda fue inútil. Los cronometradores aguantaron estoicamente el cabreo generalizado reconociendo la misma sorpresa que los atletas. A los voluntarios también les cayó lo suyo pese a tener poca o nada de culpa y recibir instrucciones, tarde y mal, de reponer el agua en línea de meta por parte de un organizador, un invisible Jorge, que desapareció de la zona de llegada y cuyo teléfono suena, pero no descuelga.

Flaco favor le hacen lamentables sucesos como este a una afición, la de correr (o la del running, si son ustedes modernos), que en Málaga no hace nada más que crecer y que arrastra a cientos de personas de todos los puntos de España a la provincia de Málaga en general y a la capital, en particular, para gozar con la oportunidad de practicar su deporte predilecto por las calles de un Centro con el encanto del de Málaga y el ambiente de un sábado noche. Sin embargo, y como ocurriera con la Media Maratón de abril, el recorrido de la prueba fue modificado, eludiendo el Centro, y eso, no es sólo responsabilidad de la organización. Una pena.