Y recordando el dicho popular «cada uno habla de la feria según le fue en ella», es decir, dependiendo de si ferió (compró o vendió) bien o mal.

Entrando en el análisis de nuestra feria hay que decir que durante muchos años fue ejemplo a seguir por muchas otras ciudades españolas, algunas de las cuales aún conservan y disfrutan el modelo que en Málaga crearon los comerciantes del Centro Histórico. Eran tiempos en que daba gusto participar en la Feria del Centro, donde existía un paseo de caballos, una multitud de carriolas que se instalaban en diversas calles, y donde las familias o grupo de amigos, perfectamente ataviados con sus trajes cortos o de faralaes, disfrutaban de la música, bebida y comida que en muchos casos ellos mismos habían cocinado. Además en otras calles se instalaban emisoras de radio que reproducían esa música típica de todas las ferias españolas, y especialmente andaluzas, las sevillanas, y a cuyo ritmo bailábamos sin parar mientras el cuerpo aguantaba.

Y todo eso lo estuvimos disfrutando hasta que el Equipo de Gobierno del Ayuntamiento decidió que ni paseo de caballos ni carriolas ni emisoras de radio. Que «quien quiera feria que vaya al Real», haga el calor que haga.

De este modo el Centro de Málaga se ha convertido en lo que todos sabemos, en un botellódromo, donde cada año, mediante el efecto llamada, va acudiendo un mayor número de jóvenes que vienen a lo que vienen, a beber, emborracharse y hacer ostentación de toda clase de libertinaje, que no de libertad, sin acatar la mínimas normas de decencia y urbanidad. ¿Son estos jóvenes la representación de la juventud española? No, sin duda, pero sí de una parte de la misma.

Este es el panorama de nuestra feria del Centro, un panorama que muchos rechazamos, añorando lo que hemos vivido en ese mismo espacio en otros tiempos.

Ahora bien, ¿como se endereza esto? Desde luego no lo pueden arreglar quienes no solamente han creado el problema, sino que además se enorgullecen de la última edición ferial, diciendo que ha sido una feria de 10 -alcalde y concejala de fiestas dixit-

Por tanto, y si no queremos repetir en el futuro esos problemas que venimos padeciendo tendremos que ser tanto la sociedad civil como los grupos políticos de la oposición los que nos pongamos a trabajar para conseguir que Málaga vuelva a tener la feria que se merece. De lo contrario en pocos años esta ciudad, en Agosto se convertirá en la Pamplona que todos conocemos por San Fermín, y que deja muy buenos beneficios económicos, pero que nada tiene que ver con el concepto de feria en Andalucía.

Como podrán comprobar no he hablado apenas del Real de Cortijo de Torres, un emplazamiento magnífico, al que puede seguir acudiendo todo el que quiera, en uso de su libertad para elegir dónde y con quien quiere estar, pero que no es mi espacio preferido para disfrutar de la feria de día.

€Y que decir de la Feria Taurina? Pues que ha sido un fiasco, salvo alguna faena puntual, alguna tarde, que en ningún caso justifican las esperanzas e ilusiones que los aficionados teníamos puestas en unos carteles donde aparecen las figuras, pero no se nos habla del peso y trapío de los toros que se van a lidiar, esos toros que eligen los apoderados, que en muchos casos son también empresarios de las plazas y ganaderos, y que representando a unas figuras que tienen firmadas todas sus corridas desde el mes de marzo, procuran que a sus toreros «no los roce ni el aire», y para conseguirlo echan toros que no soportan el peso que tienen, porque su estructura no se lo permite, y se rajan tras los primeros capotazos, no digamos ya si el picador de turno se ´equivoca´ y le mete la puya, en lugar de acariciarle con la misma.

Y vuelvo a preguntar: ¿quien arregla esto? Desde luego no puede hacerlo quien se está beneficiando de la situación. Tendremos que hacerlo los sufridores aficionados, porque toros sobran. Siempre se ha dicho que en Málaga no salían toros buenos porque se compraba tarde y lo que quedaban en las ganaderías eran toros de saldo. Hoy ese argumento no se sostiene, porque se están dando la mitad de las corridas que hace siete u ocho años, y sobran toros en todas las ganaderías, en esas mismas ganaderías que vienen tanto a Málaga, como a Pamplona, Bilbao, Madrid, Valencia y otras plazas, pero allí, con toros con la seriedad que le exigen aquellos aficionados.

Tal vez algo tenga que ver con todo esto el relevo en la presidencia de nuestra plaza, que logró su mayor esplendor y seriedad mientras en el palco se sentaba ese Señor con mayúscula que respondía y responde al nombre de José Luis Fernández Torres, y cuyo regreso tendremos que empezar a reivindicar

*Antonio Fuentes Bueno es presidente de la Asociación Civilis