Alberto Garzón es un comunista.

-Bueno, al menos es el único que dice lo que es. Rivera es de derechas y lo niega. Y Pablo Iglesias... Cualquiera sabe...

Lo que acaba de leer pertenece a una guía jocosa que ha elaborado Izquierda Unida-Unidad Popular para sobrevivir a las comidas y cenas familiares navideñas de estos días. O sea, a los reproches que un militante de esa formación pueda sufrir por parte de un primo o un cuñado o un padre o un sobrino de vaya usted a saber dónde que haya salido respondón o conservador o apetezca más tertulia que champán. Se agradece. Cualquier cosa que sea jocosa en campaña, no que el niño haya salido respondón.

El humor es un arma inteligente. Esta iniciativa lo es. «Un chiste es una cosa muy seria», decía Churchill. «A fin de cuentas, todo es un chiste», opinaba Chaplin. Izquierda Unida ha hecho una buena campaña. Los grandes medios la han marginado. No tanto a Garzón, al que sí (como especie de líder a la moda, o sea, joven y con buena imagen) le han dado minutos algunas televisiones y radios. Pero aquí más que interesarnos la campaña de IU nos interesa que sea tan insólito que haya sarcasmo y mordacidad en una campaña electoral que a veces se pone tan solemne y boba y encorsetada. A fin de cuentas, lo de IU no es más que un argumentario, sólo que a diferencia del que elaboran los partidos al uso está adobado con unas importantes ganas de cachondeo, al que tantas veces echamos en falta. El sentido del humor es el sentido común bailando.

Por ejemplo, esgrimen: si entre mazapán y mazapán te dicen que Garzón divide a la izquierda recuérdales que ni el PSOE ni Podemos parecen reivindicar tal espacio. O sea, que votar a IU es más bien, alimentar a la izquierda.

Han estado poco hábiles el resto de formaciones. Podemos podría haber elaborado una guía de respuesta para cuando se les pregunta por Venezuela. Si es que tienen respuesta, claro. Si es que son de volver a casa por Navidad. Rivera podría responder si va apoyar o no a Rajoy, aunque claro, sería poco probable que dijera que tiene que consultar con los bancos, que es lo que parece. A los de Pedro Sánchez igual los llaman indecentes en alguna cena. Podrían responder que ellos, como las actrices de la transición, que primero se declaraban muy decentes, sólo se desnudan si lo exige el guión. O sea, se desnudan siempre. Esta campaña no va a pasar a la historia por su sentido del humor. Sobre todo porque ha habido un puñetazo, un hostión. Una agresión repugnante a cargo de un majara. Todos han cerrado filas con el presidente, si bien en la red ha habido ejemplos de odio e insensatez difícilmente superables. Pero Rajoy se acordó tal vez de Chaplin y se lo tomó a chiste en el mitin que dio tras la agresión: «Yo he pegado carteles, así empecé en política. Ya no se pegan. Bueno sí. Aquí en Pontevedra aún son de pegar». No es que haya que reírse de uno mismo. Es que uno mismo es con frecuencia lo más ridículo que se puede conocer. Los de IU no están a salvo de llorar la noche del domingo. Ninguno lo está. La diferencia es que a no pocos les van a caer lagrimones luego de, encima, pasarlo mal durante la campaña. No se ponga a la ofensiva si un familiar le contradice por sus opiniones políticas. Sonría. Dele turrón del duro.