En la estacada. Así es como la Junta de Andalucía ha dejado a los alumnos y profesores de la escuela de hostelería La Cónsula. A pesar de las numerosas promesas, dentro y fuera de campaña, de consejeros y hasta de la propia presidenta andaluza, la escuela de hostelería malagueña no aleja las sombras de un posible cierre. Sobre todo después de la última decisión del Gobierno andaluz de cerrar el restaurante y suspender las clases hasta nuevo aviso. En incumplimientos y mentiras es en lo que han quedado esas promesas, que han jugado con la ilusión y el futuro de los alumnos, el pan de los profesores y el progreso del turismo malagueño.

Lo que nadie, fuera del ecosistema de los dirigentes socialistas, se explica es por qué el consorcio no está ya integrado o en vías de integrarse en el Servicio Andaluz de Empleo como se anunció y siguiendo el camino del resto de consorcios andaluces. Sólo dos quedan por integrar, y los dos de Málaga. Casualidad o destino. La integración no puede realizarse mientras no se lleve a cabo la auditoría que estaba prevista para este mes de diciembre. Si la auditoría está paralizada los responsables deberían hablar claro y explicar las causas, aunque ello suponga admitir desvíos de subvenciones a otros fines. Ahí puede estar la clave que haya motivado que el cierre sea el menor de los males. Así nadie se responsabiliza de la gestión anterior.

Los alumnos, muchos de los cuales se han tenido que desplazar de otras provincias para recibir esta formación, han visto cómo se interrumpían clases teóricas y prácticas. Sin formación, sin curso, sin expectativas. Con planes truncados por la incompetencia de una Administración que en ningún momento pensó en las consecuencias que tendría esta parálisis para los alumnos, pero tampoco para los profesores. Éstos llevan varios meses sin cobrar. Ni para Málaga.

La inactividad de La Cónsula supone un mazazo para la proyección hostelera y turística de la ciudad. Todos pagaremos, por tanto, esta incompetencia. Todos perdemos con el cierre de La Cónsula. Aunque la suspensión de actividad actual es sólo temporal, según la Junta de Andalucía. Febrero es la nueva fecha prometida, para cuando está previsto que la integración de La Cónsula en el SAE se haya realizado, pero aún no sabemos de qué año. La solución definitiva a los problemas de La Cónsula sigue la estela de las obras del metro: incumplimientos e incertidumbre.

Y no es por ser pesimistas, pero puede ir para largo, y más aún con el panorama nacional, que si bien no debiera influir, la realidad es bien distinta. La preocupación de la presidenta andaluza no es cumplir su compromiso con La Cónsula, en definitiva, con Málaga. Este no es el momento de hablar de La Cónsula, ahora toca deshojar la margarita un día sí y otro también de si Ferraz o Andalucía. Mientras tanto, los fogones seguirán apagados y hasta la próxima promesa incumplida de la Junta de Andalucía.