Ya sabemos de qué va esta legislatura. De provocar. Día uno: la Bescansada. Día dos: los piojos. Dijo ayer Celia Villalobos que le da igual que lleven rastas, pero que lo importante era que a ella no le pegaran los piojos. Esta va a terminar dando la mano con guantes.

Villalobos sólo expresó lo que mucha gente en su partido, y en otros, piensa. Lamentable. Lo único es que ella es más bocazas. Exabrupto fácil igual a titulares gordos. El Congreso de los Diputados es una reunión de epatantes, un contubernio de raros, una fauna en descontrol comandada por un exlehendakari que se adorna con frases grandilocuentes. Cualquier día corren a gorrazos al que lleve una corbata. Ayer llamaron de todo a Villalobos en las redes sociales. Las redes sociales también tienen piojos que a veces saltan desde la pantalla y le colonizan a uno el pelo y las ideas y las intenciones. Villalobos fue impresentable una vez más. Tal vez está tratando de ser contratada por una marca de champú. A partir de ahora debería enseñar el pelo todas las mañanas, no fuera a ser sospechosa de no haber pasado por la ducha. Villalobos dijo lo que dijo en el programa Las mañanas de TVE. No es una audiencia, ni la de TVE, ni la de la mañana, precisamente afecta a la Liga Comunista Revolucionaria. No es descartable por tanto que la exministra buscara la complicidad de cierto target.

Dice la suciedad: la limpieza mancha. La higiene es el lujo del pobre. Villalobos cree que los pobres o de izquierdas o alternativos no se dan ni siquiera ese lujo. Las diputadas finas de derechas echan en falta el aroma a Varon Dandy, las que son igualmente de derechonas pero no tan finas añoran los Chanel y los after shave que huelen a urbanización, blazer y cuatro por cuatro. El congreso huele a cambio, juventud y futuro. Bueno, futuro siempre hay, lo deseable es que sea bueno. Y lo veamos. Celia Villalobos ya solo escandaliza por los pelos. La reserva espiritual de esta democracia es el Senado, presidido por Pío García Escudero, que es un señor de orden y donde el PP tiene mayoría absoluta. Los piojos del Congreso pueden ir al Senado, que es una cámara de segunda lectura de donde las leyes y los piojos pueden salir mejorados. Convendría ir oyendo alguna idea. Sólo hay ocurrencias, independencia, arribismo, shows, un niño y un Gobierno ni por asomo.