Estimado don Vicente:

Se acabó la Eurocopa para nosotros. Italia nos pasó por encima. Fueron mejores y merecidamente pasaron a cuartos de final. Quizás nuestro error se produjo en ese partido contra Croacia en aquel contraataque con el que nos marcaron el segundo gol. Un fallo imperdonable para jugadores de la experiencia de los que forman nuestra selección. Pero ya ve que muchos le culpan a usted de aquel error. Todos piensan que si empatamos aquel partido partido hubiéramos jugado la final del campeonato. Como si fuera tan sencillo ganarle a Portugal... Bien es cierto que los portugueses no han ganado un solo partido en noventa minutos. Pero no es menos cierto que tampoco lo han perdido.

Seguro que usted ha cometido errores este verano. Usted mismo lo sabe. Pero errores cometemos todos y hay que saber respetar a quien toma decisiones y las toma como usted, siempre dispuesto a reconocer cada vez que se pudo equivocar. Todos reconocen esto, su humildad. Todos tienen razón cuando le definen como una gran persona. Y es que lo es. Una gran persona y todo un caballero. Un ejemplo para todos los que somos entrenadores, da igual el deporte al que nos dediquemos.

Yo me niego a quedarme solo con eso, solo con que usted es una gran persona. Sin duda que lo es. Pero no solo por eso tiene mi admiración. Le admiro porque es usted un gran entrenador. Lo es porque estoy seguro que nadie puede decir que ganó una Eurocopa y un Mundial como seleccionador y una Champions y un Mundialito de clubes con su equipo de toda la vida. Es usted campeón del mundo y de Europa de selecciones y clubes. ¿Quién puede decir esto? Ya contesto yo que usted no lo hará porque lo suyo no es fardar ni sentirse protagonista. Usted es el único.

Pues le digo más, no solo por esto es un gran entrenador. Lo es porque usted tiene la enorme virtud de saber adaptar sus jugadores al sistema que mejor les conviene. Es usted capaz de jugar con tres centrales; jugar con cuatro centrocampistas o hacerlo con tres; tener delantero centro o no; o jugar con tres arriba o solo dos puntas. Y siempre ha sacado resultado. Da igual el sistema, siempre le dio éxitos.

Todos entendemos que después de ganar Eurocopa y Mundial tenía usted que ir regenerando la selección. Y lo ha hecho. Poco a poco. Sin generar ruido. Es cierto que para esa renovación cuenta usted con una serie de jugadores de gran nivel. Pero es ciego quien no se dé cuenta que estos jugadores no tienen el nivel de los Puyol, Xavi, Xabi Alonso o Villa. Esos sí que eran top en técnica y en carácter y hambre, que es el talento que les falta a los de ahora. Pensar que estos chicos de ahora pueden ganar lo que ganaron aquellos es sobrevalorarlos.

Ha sido usted capaz de sacar el capote y lidiar con las actitudes de alguno de sus seleccionados, curiosamente de aquellos que más deberían estarle agradecido. Y convencido estoy de que no se lo tendrá en cuenta a ninguno. Porque usted es así, un hombre honesto.

Ahora ha decidido colgar el silbato y dejar de entrenar. Posiblemente usted ya lo hubiese hecho después del Mundial de Brasil pero aguantó, usted sabrá los motivos. Seguro que debe de estar muy cansado de la presión que debe soportar. Yo le entiendo, porque tengo claro que usted no tiene nada que demostrar a nadie. Ya demostró bastante.

Estoy convencido de que en el mundo del fútbol fuera de nuestra España, usted es uno de los entrenadores más respetados. Por eso me duele que pueda sentir que aquí haya gente que no le respeta como se merece. Por esto me atreví a escribirle estas líneas, porque quiero que sepa que seguro hay muchos más que, como yo, nunca olvidaremos esas lágrimas de emoción que nos provocó ganando para nosotros esos títulos que cuando éramos niños ni soñábamos con celebrar algún día.

Usted merece una despedida por todo lo alto, un reconocimiento a lo que ha hecho por el fútbol español. Hizo méritos para esto y para más. No sé si mi opinión tiene alguna importancia. No sé siquiera si leerá estas líneas que le dedico. Pero tenga usted por seguro que jamás le olvidaré y que siempre será un modelo para este entrenador de baloncesto.

Muchas gracias por todo, don Vicente. Le deseo lo mejor. Un saludo.