No pocos de mis vecinos y amigos de Marbella y San Pedro Alcántara nos alegramos cuando el lunes 17 de octubre, este periódico, La Opinión de Málaga, anunció que regresaba a Marbella y a San Pedro con una edición diaria. Como la que ya mantuvo durante cinco años. Desde 1999 hasta el 2004. Fue un acto solemne y emocionante, muy bien orientado a las sensibilidades y la realidad de esta gran localidad europea, a la que todo el mundo conoce como Marbella. Consolidada felizmente desde hace décadas como uno de los grandes destinos turísticos de este planeta.

El acto se celebró en tierras de nuestro vecino y siempre admirado San Pedro Alcántara. Con la presencia institucional del vicepresidente de la Junta de Andalucía, don Manuel Jiménez Barrios, nuestro alcalde, mi buen amigo y convecino Pepe Bernal y la dirección de este siempre hospitalario periódico. Hicieron muy bien su trabajo esa noche, ya parte de nuestra reciente historia, los profesionales del Hotel Guadalpín Banús. Entre los que señalo con emoción a un grupo de antiguos alumnos de las escuelas de hostelería de Churriana y Benalmádena, que allí trabajan. Las escuelas malagueñas que, según el Consejo de Europa, han sido «las instituciones más rentables socialmente de la UE en su especialidad». Escuelas cuyo buen hacer como impulsoras de la joven gran cocina andaluza tiene un fuerte sabor marbellí. Pues es de justicia recordar que la mayor parte de su profesorado se formó en grandes hoteles y restaurantes de Marbella y San Pedro, como es bien sabido.

Goza La Opinión de Málaga entre los ciudadanos de esta localidad , en la que tengo la buena suerte de vivir desde 1964, de un bien merecido reconocimiento por su beligerancia contra los que habían intentado convertir a Marbella en un panal de rica miel. Para su uso y disfrute y para ser esquilmado y saqueado para el enriquecimiento personal de los gobernantes del Gil y sus cómplices. Exactamente igual que hicieron los buenos periodistas de los otros periódicos locales, provinciales y nacionales, nuestros amigos de La Opinión de Málaga de entonces, se la jugaron en aquella batalla para defender a la buena gente de Marbella y San Pedro. Sería injusto no mencionarlos , con el respeto y la gratitud que se merecen aquellos muchas veces heroicos periodistas de aquella época. Que ya empieza a ser lejana. Dios sea loado. Entre esos valientes y ejemplares periodistas, evoco hoy a los que trabajaban en aquella edición de La Opinión de Málaga dedicada especialmente a Marbella y a San Pedro: Jorge Lemos, Antonio García, Vanessa Mateos, María José Villanueva, María Andrade y otros. Sin olvidar a los colaboradores, como Paco Moyano, el maestro de maestros.

Me llamó la atención y me encantó el protagonismo sampedreño de esa noche. No solamente nos encontrábamos en uno de los grandes hoteles de San Pedro. Ya en la recepción para la presentación de la nueva edición ofrecida por este periódico, fue obvio que tenemos en esta parte del mundo algunos de los mejores hoteles del mundo. Y además al final pudimos oír los cercanos fuegos artificiales que inauguraban la magnífica Feria que los sampedreños dedican cada año a su Santo Patrón, San Pedro de Alcántara. Fue una feliz coincidencia y un buen augurio para los lectores y para los que hacen posible este veterano periódico, miembro de la gran familia periodística de la provincia de Málaga. Como lo fue la presencia el jueves pasado en las calles de mi pueblo del número 6.307 de La Opinión de Málaga, en edición primigenia para Marbella y San Pedro, con una estupenda foto a todo color de la procesión del día anterior del Santo Patrón en la portada, con el fervor y la devoción de sampedreños y marbellíes, como telón de fondo.