La noche del Miércoles Santo es de grandes tronos, barroquismo llevado a su máxima expresión y grandes devociones. Cada cofradía de esta noche forma parte ya de la historia de la ciudad. Paloma, Sangre y Expiración se han hecho grandes por diversos motivos, pero todas tienen en común una larga tradición en Málaga. Pero son cofradías que no se han quedado en la historia, han avanzado en muchos aspectos: Baste recordar el estreno de la Semana Santa, el manto de Consolación y Lágrimas.

La Paloma | Desafío a la física

La cofradía de la Paloma lo volvió a hacer. Venció las leyes de la física, el canon métrico y toda lógica en el diseño de los tronos. Porque el trono de la Virgen de la Paloma se escapa a la razón. No sigue unos criterios lógicos, sino que se expande, crece de forma insospechada y llena el espacio. Es todo un símbolo de la fe, que cuando crece con fuerza tiende a expandirse por todo el espacio, tal y como ocurrió cuando se hizo el trono de la Paloma.

Esta hermandad tiene una doble alma. La sección del Cristo y de la Virgen cuentan con caracteres diferentes. El Señor de la Puente es una imagen elegante, austera, que contrasta con el sayón berruguita. El mensaje se aprecia de un vistazo, con una contención en el diseño y las formas de presentarlo.

Por contra, la procesión del trono de la Virgen de la Paloma va directa a las emociones. El movimiento del palio, el sonido de los rosarios chocando contra las barras de palio, las palomas volando a su alrededor y Esperanza de Triana Coronada sonando al salir de una maniobra casi imposible para entrar en la calle Carretería. Pero antes, una saeta del joven egabrense Rafael Luna puso un poco de sosiego en hombres de trono y portadores antes de la gran salida a la calle Carretería y el inicio real de la procesión. El vicario de la diócesis, José Manuel Ferrary, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se encargaron de dar los primeros toques de campana a ambos tronos.

Esta cofradía preparó un detalle con las víctimas del atentado terrorista ocurrido en Bélgica. Así, el alcalde y el hermano mayor, José Carretón, soltaron una paloma cada uno al paso de la Virgen por la tribuna principal, donde la bandera española permanecía a media asta, en señal de luto.

Sangre | El brillo de la devoción

María Santísima de Consolación y Lágrimas tenía ganas de enseñar su manto nuevo y realizó una salida triunfal que dejó a más de uno perplejo. Los hombres de trono tuvieron que realizar una maniobra espectacular que colocó al paso en la encrucijada entre Dos Aceras y Gaona, para más tarde realizar un bonito giro a la derecha y enfilar Carretería.

Con trescientos kilos más a sus espaldas, por el manto bordado en oro fino sobre terciopelo malva, los portadores procesionaron a la Señora ante la mirada atónita de sus hermanos de la Diputación de Burgos, que envían todos los años una representación a la procesión por la vinculación que mantienen con la hermandad de San Felipe Neri. De fondo, sonaba Madre y Señora del Patrocinio, interpretada por la Banda de Música La Paz.

La imagen del Santísimo Cristo de la Sangre, con crespón negro como señal de duelo por los atentados en Bruselas, precedía a la Dolorosa en la salida de su casa hermandad en las inmediaciones de San Felipe Neri. Acompañado por la Agrupación Musical Vera+Cruz de Campillos, el grupo escultórico iniciaba su estación de penitencia a través de Carretería, Tribuna de los Pobres, Cisneros y Camas hasta alcanzar la Alameda.

Virgen de la Paz era la marcha que se escuchaba cuando la titular de la señera archicofradía emprendía su camino por Carretería. Mantenía paso largo y elegante pero tuvo que detenerse a la altura de la plaza de San Pedro de Alcántara para agradecer, con una mecida, el gran recibimiento del público. Un gesto que repitió unos metros más abajo, al llegar a la Tribuna de los Pobres donde se encontró con su pueblo en un momento de exaltación devocional.

Expiración | La elegancia como enseña

La visión de Enrique Navarro de cómo debía ser una cofradía tuvo en la archicofradía de la Expiración un resultado excepcional. En los muchos años en los que estuvo al frente de la hermandad consiguió establecer un canon de cómo debe ser una cofradía malagueña. El orden, el sentido de la ubicación de las distintas secciones de nazarenos, la riqueza de un patrimonio pensado con una contención elegante y dos titulares de personalidad arrolladora siguen marcando el paso del Miércoles Santo. Además ha sido una hermandad muy innovadora en muchos aspectos, como con la música procesional con la creación de la banda y el aula de música; la construcción de la primera casa hermandad de Málaga o la coronación canónica de la Virgen de los Dolores.

Esta cultura nazarena y cofrade se aprecia en todo lo que hacen desde que se abre la puerta de la casa hermandad ante una abarrotada plaza de San Pedro. Las filas de nazarenos no se descomponen, el paso no se pierde y el cuidado por los detalles.

Las bandas de Miraflores y de la propia cofradía demostraron por qué están entre las grandes formaciones musicales de Andalucía.

Cristo de la Expiración; Consummatum est; Coronación de la Virgen de los Dolores; o Pasa la Virgen de los Dolores fueron algunas de las marchas que se interpretaron detrás de los tronos y que además están dedicadas a esos titulares. Pero no son sólo marchas, detrás de estas composiciones hay una selección de los mejores músicos de su época, como Perfecto Artola, Ginés Sánchez, Abel Moreno, o Eloy García. Como en todo lo que aborda esta cofradía, siempre se encuentran grandes nombres detrás.

La Virgen de los Dolores lució dos velas con el emblema del Año de la Misericordia, sumándose a esta conmemoración que implica a toda la Iglesia.

De nuevo el exorno floral de la Virgen, de claveles rosas, y del Cristo, buganvillas moradas, destacó por su delicadeza y elegancia.

Este año la principal novedad era el itinerario de vuelta, con la elección de calles más recogidas que el lateral de la Alameda, como Mesón de Vélez, Martínez y Atarazanas, entre otras.