La selección española que competirá en el Mundial de Rusia aúna experiencia y juventud, y también talento a raudales, personificado en esta época -bajo el mando del hasta ayer selecionador Julen Lopetegui- seguramente en la figura del benalmadense Francisco Román Alarcón, 'Isco'.

El centrocampista malagueño ha logrado en el combinado nacional lo que le está costando bajo el manto de la continua exigencia que supone vestir la camiseta del Real Madrid y apoyado en la fe que le tenía el seleccionador guipuzcoano, uno de sus grandes valedores, y de unos compañeros cuyo fútbol encaja a la perfección con el suyo, ha sido uno de los más destacados en estos casi dos años en los que Lopetegui ha estado al frente de la selección hasta su destitución de ayer tras comprometerse con el Real Madrid a espaldas de la Federación Española.

Considerado por muchos como el heredero de Andrés Iniesta, curiosamente para el de Arroyo de la Miel, Rusia será, a sus 26 años, su primera gran cita con la «Roja» pese a que lleva ya unos años demostrando unas cualidades futbolísticas de primer nivel, únicamente «entorpecidas» por su en ocasiones falta de continuidad en el club madridista, donde, sin embargo, ya parece haberse asentado definitivamente tras ser titular en las dos últimas finales de Champions League con el conjunto blanco. Aún no lo estaba cuando Vicente del Bosque, en una polémica decisión, prescindió de él para la pasada Eurocopa.

Isco sólo tiene en su currículum 28 partidos internacionales, casi cien menos que el centrocampista de Fuentealbilla, uno de los supervivientes del triplete histórico y que tras esta Copa del Mundo se despedirá de su actividad internacional. El malagueño, en su madurez y mejor momento futbolístico, está llamado a coger su testigo, por sus similares condiciones y tremendo talento con el balón en los pies.

Criado en la cantera del Valencia, fue en el equipo de su tierra, el Málaga CF, donde comenzó a mostrar todas sus virtudes, también en la Liga de Campeones que disputó en 2012-2013 en el conjunto malaguista, que rozó las semifinales, y donde era pieza clave para Manuel Pellegrini pese a ser un veinteañero. El Málaga desembolsó por él los seis millones de su cláusula al Valencia en 2011, y muy pronto el genio de Benalmádena se convirtió en uno de los referentes para la afición de Martiricos. Se convirtió en ídolo en el «Málaga galáctico», con su juventud, fútbol y sentimiento de pertenencia se ganó al malaguismo, pero también tuvo reconocimiento internacional con actuaciones memorables en Europa. Zenit de San Petersburgo, AC Milan, Anderlecht y Oporto dieron buena cuenta de su talento, que fue reconocido con el «Golden Boy» en 2012 (premio al mejor jugador joven) y su debut como internacional absoluto, tras haber pasado por todas las categorías inferiores, a principios de 2013 ante la selección de Uruguay.

Su proyección, por entonces, era ya meteórica. En un Málaga ya en decadencia y envuelto en graves problemas económicos, Isco quiso hacer un su último acto de servicio como malaguista. Renovó su contrato y su cláusula ascendió hasta casi 30 millones para que el conjunto malaguista sacara tajada en verano de una hipotética venta. Así fue y el Real Madrid, tras una Eurocopa sub'21 sublime del malagueño, pagó su cláusula. El conjunto blanco, ágil en su política de apostar por talento joven y producto nacional, le fichó en el verano de 2013 tras pagar al Málaga casi 30 kilos, pero a Isco le costó entrar en el 4-3-3 de Carlo Ancelotti, aunque gozó de protagonismo cuando se lesionó Khedira y aprendió el oficio de jugar más retrasado y con más trabajo, similar a lo que hizo en su momento Clarence Seedorf en el Milan del técnico italiano nacido Reggiolo.

Las voces que aseguraban que Isco se había equivocado de equipo al elegir al Real Madrid tomaban fuerza por entonces. Su estilo de fútbol se adecuaba, sobre el papel, a equipos estilo FC Barcelona, pero Isco no se cansó de intentar triunfar en el Santiago Bernabéu.

El doblete Champions-Copa no tuvo la recompensa de ir al Mundial de Brasil de 2014. Del Bosque se olvidó de él por primera vez, pero tras el fiasco en el torneo, fue uno de los llamados a iniciar la regeneración con el seleccionador salmantino, mientras que en el Real Madrid la «BBC» (Benzema, Bale y Cristiano) le seguía cerrando el paso. El tren de la Eurocopa de 2016 también se le escapó pese a haber hecho méritos suficientes para estar entre los convocados, pero Del Bosque optó por dejarle fuera de una gran cita una vez más y España volvió a fracasar. Todo cambió con la llegada de Lopetegui al cargo tras la Eurocopa de Francia 2016 y el fin de la exitosa «Era Del Bosque».

El técnico vasco le conocía a las mil maravillas de su paso por las selecciones sub'19 y sub'21, donde Isco siempre fue el gran referente junto a otros como Morata, Saúl o Koke, pero aún así no entró en las primeras convocatorias. «No soy tonto, si no soy titular con Ancelotti, Benítez y Zidane es por mi culpa», dijo por entonces y desde ahí empezó a brillar.

Regresó a la selección durante el parón de octubre pese a apenas contar en esos momentos para Zinédine Zidane y el

por entonces nuevo seleccionador fue claro: «No puedo ocultar que Isco me gusta y que creo en él».

El malagueño recogió el guante del seleccionador y replicó a esa confianza con su mejor fútbol, convirtiéndose en pieza importante del centro del campo junto a Iniesta, Silva, Koke y Busquets.

Su culmen en la selección española absoluta fue, el «hat-trick» conseguido ante Argentina el pasado mes de marzo en la goleada por 6-1. «Cuando no tienes protagonismo en tu equipo, los partidos con la selección me dan la vida», aseveró esa noche el de Arroyo de la Miel, cuyo nombre, como el de Iniesta, empieza a ser coreado en los estadios de fútbol.

Antes, el malagueño lideró a España para sacar el billete al Mundial de Rusia con una soberbia actuación en el Bernabéu ante Italia. Isco marcó el camino, desnudó al combinado azzurro, marcó dos goles y puso patas arriba Chamartín. Tal fue su exhibición que la prensa italiana se rindió a sus pies y provocó una crisis sin precedentes en la selección italiana.

Tal es su importancia en los esquemas de la actual selección nacional, que el malagueño, junto con David Silva, se han convertido en los jugadores más rentables durante los 20 partidos que Julen Lopetegui ha dirigido al combinado nacional.

Ahora, con la salida atropellada de Lopetegui, Isco deberá hacerse valer sin su principal valedor. Fernando Hierro le conoce bien, ya coincidió con él en el Málaga de director general y en el Real Madrid como segundo de Ancelotti y sabrá explotar su talento por el bien de la selección.