Anacleto: Durante los meses previos a la Cuaresma, un agente secreto -o varios- recorrió la Agrupación de Cofradías. Filtraciones, exclusivas, todo un lío que incluyó descripciones milimétricas de obras de arte y biografías de sacerdotes. Ni la agencia catalana Método 3 pudo haber hecho un trabajo tan bueno como el de Anacleto, el agente secreto cofrade.

Bandarras: Acuñose esta interesante palabra hace más de un año, cuando un técnico municipal tuvo a bien describir así a los músicos de las bandas de cornetas y tambores. Poco afortunado, ya que en Twitter no se entienden bien las ironías, según dicen, y los «bandarras» se lo tomaron como una ofensa. Nada que reprochar a los muchachos, que lógicamente encontraron en el Diccionario de la Real Academia una definición poco amigable. Los nuestros son bandarras de los que da gusto escuchar. No confundir ruido con música.

Carritería: Dícese del noble arte de partir tibias con carrito de niño chico en plena bulla nazaretera. Se da especialmente en la muy cofrade y asolada calle Carretería. Los niños son el futuro, pero que a los que somos el presente nos dejen intactas las piernas, papás.

Cofraude: Revolotean por delante de los tronos vestidos de domingo, y de lunes, y de martes€ Vaya, que van con el uniforme de ir a no trabajar. Suelen poner cara de compungidos y apretar con la mano el hombro del cofrade que no ha salido, pero cambia al gesto de éxtasis supremo cuando tiene una salida. Porque él es el protagonista de la salida, no el santo que va en lo alto. Es como ponerle una corona de espinas a un Cristo por echar el rato. Aquí mandan todos menos la cordura.

Cofradeting: Disciplina propia de las hermandades. Destaca, actualmente, por su falta de uso y conocimiento por una buena parte de los miembros del mundillo. El cofradeting es, al fin y al cabo, conocer hacia dónde se mueve la Semana Santa y sus alrededores. Trazar un plan estratégico es, a día de hoy, sumamente difícil. Pensar en el largo plazo se antoja imposible en la cosa cofrade. Torres más altas han caído.

Caspillita: Término que engloba a buena parte del orbe cofrade. Suelen incurrir, inconscientemente, en graves contradicciones. Son aquellos que intentan esconder a su mano izquierda lo que hace la derecha. Viven en un mundo irreal, con ideas ultramontanas, las persianas bajadas y los armarios cerrados.

Estados Unidos de San Juan: En algún ambiente se ha llamado así a las Reales Cofradías Fusionadas. Entiéndase con la retranca de la peculiar forma de gobierno de la hermandad, que consta de seis mayordomías. El resultado: el ajuar de Lágrimas, restauración de Ánimas, mejoras en los tronos de Mayor Dolor y Exaltación, nuevo trono y misterio de Azotes€ Y Vera Cruz, que gracias al gobernador del estado ha conseguido organizar la confraternidad de hermandades y va camino de tener trono nuevo para el Cristo restaurado por Miñarro. «In God We Trust»

Jigonas, Cofradías: «Tengo treinta nazarenos/pero ocupo el centro entero/si tuviera milquinientos/llegaban hasta Sarmiento». El tiempo de paso de ciertas cofradías es excesivo y su forma de rellenarlo es con espacio. Hay nazarenos que parecen mantener la misma distancia de seguridad exigida en el túnel de Guadarrama. Vistosísimo y entretenidísimo, oiga.

Excofrade: Título otorgado por las altas esferas temporales de la Semana Santa a aquellos que no comulgan con sus «férreos» ideales. Un excofrade es molesto por definición, porque no besa el suelo que pisan los que creen ser sumos sacerdotes y solo son mercaderes en el templo.

Cofrade anti-cofrade: A este no le queda más que ser cofrade porque le gusta el folclore, lo acepta por tradición, pero está asustado de la podredumbre de cierta casta del rico mundo interior en que viven sus congéneres cofrades. Aquí se puede englobar también al cofrade derrotado.

Politicofrade: Dícese del cofrade que utiliza a las hermandades para su mayor gloria y honor. Es interesante verlos revolotear en los actos oficiales al calor de la vara de mando municipal, o en quien delegue, claro.

Estetas: Manos necesarias para la Semana Santa. Su relación con los caspillitas es extraña, algunos incluso, sabiéndolo, forman parte de ambos grupos. Paradójico, todo muy políticamente correcto, todo muy ilógico.

Literahartura: Esa guerra por ganar que es la literatura cofrade. La literahartura es aquella que cansa con el olor del azahar, la intemporalidad absoluta y ese Jerusalén malacitano que cada año presta sus calles para que se conviertan en el escenario de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús (introduzcan aquí una cerrada ovación cofrade). Éste se lo debo a Barbeito, surgió en alguna de las conversaciones de Cuaresma.

Trajftitovski, Sêpecer: Filósofo contemporáneo venido desde el frío. Las obras de este cofrade han sido traducidas al castellano por Francisco J. Núñez Moraleda, Mora. Su última publicación, aún sin traducir del checheno clásico, versa sobre los poetas cofrades: «El ripio cofrade, ese gran fraude».