Las vísperas son días de carreras, de que no falte un detalle, de probar las flores, de limpiar enseres y túnicas, de oraciones por que todo salga de lujo, pero, desde hace unos años, el Domingo de Pasión es también Domingo de Traslados y ayer miles de malagueños recalaron en el Centro Histórico para acompañar a sus cofradías y hermandades en los traslados desde sus sedes canónicas hasta las casas hermandad. Así, hicieron brillantes traslados la Archicofradía de la Sangre (la más madrugadora), Gitanos, Pollinica, Prendimiento, Huerto, Penas (que entronizó al Cristo de la Agonía tras un besapié en un sencillo acto claustral), y la hermandad de la Piedad. Además, la mujer gana protagonismo en estos traslados, llevando ya los tronos en tres de ellos: Pollinica, Prendimiento y Piedad. Hay ganas de Semana Santa y eso se notó durante toda la jornada, en la que fue habitual ver a muchos malagueños ya trajeados y con las medallas de sus respectivas hermandades.

Sangre

La Archicofradía de la Sangre abrió ayer el Domingo de Pasión con un traslado, el primero de los siete de la jornada, seguido por cientos de personas y en una mañana muy soleada. Había ganas de Semana Santa y eso se notaba. Al frente del cortejo, la cruz guía y la Banda de Cornetas y Tambores del Real Cuerpo de Bomberos, que ya en la calle San Bartolomé, en el corazón del Molinillo, interpretaba Rocío entre los aplausos de los congregados. Pasaban las doce del mediodía y el Cristo de la Sangre, escoltados por varios miembros de la banda, era llevado a hombros por algunos hermanos de la cofradía.

La estampa del crucificado traspasado por los rayos de sol de la mañana adquiría a esa hora una plasticidad magnífica. Estética cofrade de alto rango. Tras varios hermanos de luz, los hombres -y varias mujeres- de trono de la Virgen de Consolación y Lágrimas le rezaban un ave maría entre aplausos de los malagueños. Acompañada por la Banda de Música de la Paz, y con una cruceta muy mariana, como corresponde, los músicos interpretaron también en San Bartolomé, ya pasada la capilla de la Piedad, Coronación de los Dolores. Antes, hubo una espectacular petalada en la calle Parras.

En Ollerías, el cortejo adquirió una amplia dimensión, dado que se trata de una calle de rancio abolengo cofrade y en la mañana de ayer estaba repleta de malagueños deseosos de ver al Señor de la Sangre y a la Reina de Dos Aceras. El año pasado llovió durante el traslado, y hubo que acortar el recorrido para ir desde San Felipe Neri a la casa hermandad. La cofradía se recogió pasadas las dos y media de la tarde.

Gitanos

Un llamativo rostrillo, con hojilla de encaje de oro entreverada en los encajes, le dio un aire distinto y acertado a María Santísima de la O. Un simple cambio estético de la mano de Juan Rosén, sencillo en la concepción, pero que llamó la atención por el porte que le dio a la imagen, vestida este año de reina. Esta fue una de las grandes novedades de este traslado, además del estreno de los apliques del fajín y del manto de brocado.

Son esos detalles que hacen diferente a un traslado que inicialmente llama la atención por lo popular que es, con cientos de malagueños agolpados en su recorrido y, a veces, molestando más de la cuenta a los portadores y la banda.

Precisamente la Banda de Cornetas y Tambores de la Estrella merece una mención aparte. Sigue ganando enteros esta formación, cada vez con más matices en el sonido y levantando más de una ovación en sus interpretaciones, incluso algún «Olé» cuando se interpretó la pieza Ahí queó al final de la calle Comedias.

Pollinica

La mujer ganó ayer un protagonismo especial en el traslado de la Pollinica. Por primera vez fueron las hermanas de la cofradía las que portaron el trono de traslado con el Señor a su Entrada a Jerusalén y la Virgen del Amparo. Un paso más en la normalización de la presencia de la mujer en las cofradías.

El cortejo salió desde San Agustín con la estética hebrea de Jesús llamando la atención. Como ya estuviera el año pasado, la imagen iba tocada con el pañuelo de oración hebreo conocido como talit. La Virgen del Amparo iba vestida de hebrea, con un rostrillo muy sencillo y elegante salido de la mano de David Anaya, y una rosa amarilla en la mano, como es ya tradicional.

El cortejo estuvo acompañado por la Banda de Música de la Esperanza, haciendo un verdadero prodigio para interpretar las marchas en las estrechas calles de la primera parte del recorrido, abarrotadas de público. La calle San Agustín contó además con un momento especial cuando el saetero Juan Andrés Azorit le dedicó una saeta desde un balcón, seguida de una petalada. La marcha María Santísima del Amparo dio fuelle al cortejo en su subida por la calle Granada para llegar a la plaza de la Merced.

Prendimiento

Veintiún años, se dice pronto, lleva la cofradía del Prendimiento haciendo su estación en el Hospital del Sagrado Corazón. Veintiún años dando una razón a los enfermos para salir de sus camas y olvidar sus penas, aunque sea por un segundo.

Mucho público en este traslado, una cita para Capuchinos que nadie se quiere perder y que también atrae a muchos malagueños de otros barrios. La Banda de la Expiración acompañó en esta ocasión al trono de traslado, llevado por las hermanas de la cofradía. Virgen del Amor Doloroso, Málaga a su Virgen de la Victoria o Gran Perdón Reina de Capuchinos fueron las marchas de su repertorio. Un gran lazo rosa lucía en la campana, recuerdo de la lucha contra el cáncer de mama.

El Señor del Prendimiento lucía este año su túnica burdeos, mientras que la Virgen del Gran Perdón su saya celeste, que destacaba en una soleada tarde. Una representación de la OJE acompañó el cortejo.

Huerto

A las ocho de la tarde, cuando la noche se abatía sobre los Mártires, no cabía un alfiler en la plaza homónima. Y a la hora en punto se abrieron las puertas. Junto a ellas, una representación de la hermandad de los Patronos de Málaga, San Ciriaco y Santa Paula. Detrás, un silencioso cortejo, repleto de hermanos de luz, precedía a Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto, portado sobre unas sencillas andas. El silencio acompañaba a la bella imagen y una capilla musical hacía más leve su tránsito hacia su casa hermandad, en el corazón del barrio del Perchel.

Detrás, más hermanos de luz y, de nuevo, la Virgen de la Concepción, también sobre unas andas, se hacía a la calle en medio del silencio. Pese a que nadie alzaba una voz, había miles de personas arracimadas en torno a la puerta de la parroquia de los Mártires para acompañar a la madre hacia el Perchel. Una sencilla capilla musical dulcificaba el momento.

Penas

La hermandad del Cristo de la Agonía y la Virgen de las Penas celebró ayer un besapié de su imagen cristífera, que estuvo expuesta a lo largo de todo el día en el oratorio de Pozos Dulces. A su lado, la dolorosa se encontraba ya entronizada. A las ocho menos cuarto de la tarde, después de un día repleto de visitas a la sede de las Penas de muchos malagueños que quisieron rendir tributo a las imágenes, el Señor de la Agonía fue entronizado en un sencillo acto plagado de oraciones furtivas de muchos de los presentes. Ahora, sólo queda esperar al próximo Martes Santo, cuando Málaga los recibirá como es debido.

Piedad

Si hay un barrio cofrade enamorado de su hermandad ese es el Molinillo. Pasadas las ocho de la tarde, miles de personas se daban cita en la barriada y a lo largo de la calle San Bartolomé, con las luces convenientemente apagadas, avanzaba sin hacer ruido alguno el cortejo de la hermandad de la Piedad. Parecía una noche de Viernes Santo pero en Domingo de Pasión. Tras la cruz guía, los hermanos de la cofradía portaban velas. El presidente de la Agrupación de Cofradías, Pablo Atencia, quiso acompañar a la Reina del Molinillo. El trono de traslado era portado por las hermanas de la cofradía y magníficamente acompañado por la Banda de Música de la Zamarrilla. Mediada la calle San Bartolomé, y con Ollerías repleta de devotos, interpretaron Jesús de la Pasión. Un poco antes, tocaron la marcha dedicada a la Virgen de la Piedad y, sin solución de continuidad, La Quinta Angustia. Hubo recogimiento y contención y los fotógrafos plasmaron numerosas instantáneas con hondo sabor cofrade. A la salida, dos saetas en honor de la bella imagen arrancaron muchos aplausos. El prólogo fue de diez.