Alzaré la vista y no te veré. Me pondré las gafas incrédulo y limpiaré los cristales con esmero con ese pañito mitad suave, mitad así como terciopelo, albergando la Esperanza hasta el último momento de que tu ausencia sea un mal sueño, de esos que tiene uno cuando se ha puesto tibio de cenar gazpachuelo. ¿Quién con tu gracia y salero abrirá a ralentí las puertas del cielo?, ¿quién alfombrará de palitos el marco incomparable del suelo?, ¿quién perfumará de diesel la dulce brisa teñida de buñuelo?.

Aquellos que hoy te afean y te cambian por canastas, como el que raja del Mágala y se pasa al Unicaja, la historia pondrá en su sitio por tamaña canallada. ¿Cómo unos tristes zagales, vestidos como en la corte, van a tener el porte, de tu volquete divino? Cómo comparar tu fuerza y tu rotunda presencia, con unas cestitas de nada, si para igualar tu carga, van a tener que dar más vueltas, que un manco en una barca.

Tú que eras vanguardia y que inspirabas poetas, acaso no merecías una marcha de cornetas, ya que durante tantos años, más allá de la cruz guía seguían tu silueta. Qué será de aquella estampa, de miles de magaleños, que a tu espalda se agolpaban, sin importarles si pisaban, una cabeza o un cuello, por llevarse una ramita, un manojo o kilo y medio, alzando las manitas y con los ojos vueltos, como un rebaño de zombies al olor de un buen cerebro.

Por eso cabina mía, chasis de mi entretelas, trócola de mis desvelos y bujía de noche eterna entiendo que cabreados y en señal de protesta, los marrones capuchinos, ante lo injusto de tu ausencia, prefieran cogerse un bus, para ver a la Macarena.

Hasta siempre compañero, ojalá que tu retiro de mudanzas al trastero, no deje para el olvido que en tu seno portabas, una alfombra para ella que acabó aliñando carnes o aderezando un puchero.

Con lágrimas en los ojos y agitando el pañuelo, Trafjtitovski te diría recordando al pregonero

¿Quién me presta una escalera

para subir al madero?

y gritarle toda Mágala

QUE VUELVA EL CAMIÓN DEL ROMERO