El catedrático de Física Teórica Antonio Pich acaba de ser galardonado con el Premio de Investigación Humboldt, que otorga la Fundación Alexander von Humboldt, de Alemania, una institución que promueve la cooperación académica entre científicos sobresalientes del extranjero y Alemania. Pich es investigador del Instituto de Física Corpuscular de la Universidad de Valencia.

Recibe un premio que, salvando las distancias, se acerca al Nobel de Física.

El Humboldt tiene mucho prestigio, sí, ¡pero no es un Nobel! Y tiene prestigio porque lo da un país, Alemania, con un nivel científico muy elevado.

¿Qué le ha hecho merecedor de este galardón?

Aunque eso tendríamos que preguntárselo a los alemanes, han valorado mi trabajo de los últimos 20 años. Y yo he trabajado, fundamentalmente, en la física de quarks.

Es decir…

Ver de qué está compuesta la materia en su nivel más elemental. Sabemos que están los átomos, que tienen un núcleo con protones y neutrones dentro, y que esos protones y neutrones están formados a su vez por unas partículas más pequeñas denominadas quarks, que tienen unas leyes dinámicas muy peculiares. Pues bien: yo llevo muchos años estudiando las interacciones de esos quarks.

¿Cuál es el objetivo de conocer esas «menudencias»?

Bueno, ¿cuál es el objetivo de comprender cualquier aspecto de la ciencia? Se trata de ir descubriendo las leyes por las que funciona todo el universo que nos rodea. Primero, porque quieres entenderlo. Y segundo, porque esos avances en este conocimiento se traducen en aplicaciones prácticas que llegan a todas las casas.

¿Por ejemplo?

Este campo de la Física, que parece tan apartado, dio lugar a las páginas web, cuyo lenguaje se desarrolló en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas, en Ginebra, entre los años 80 y 90.

¿Qué aplicaciones más puede tener?

A dos niveles. Primero, entender las leyes básicas de la Física. Es algo lento, pero mira si ha dado de sí el descubrimiento de la electricidad o de la mecánica cuántica, que la tienes en los CD o DVD. Y segundo, y eso son aplicaciones indirectas, estaría la tecnología que desarrollamos para comprobar en el laboratorio todo aquello que estudiamos. Son avances científicos que luego revierten en la sociedad.

Si no, no tendría sentido…

Sí, pero no lo hacemos para desarrollar tecnología, sino para entender cómo funciona la materia. Por qué el Sol nos calienta como la hace. Por qué el mundo es un mundo de materia y no vemos en ningún sitio la antimateria que postulan las leyes de la Física. O por qué, si sabemos que existen seis tipos de quarks y somos capaces de crearlos en el laboratorio, toda la materia de la Tierra está formada únicamente por dos tipos de quark y no necesita más. Queremos entender cómo funciona el mundo que nos rodea.

¿Tiene algo de razón el estereotipo del científico «loco»?

Un científico es una persona obsesionada por entender una serie de cuestiones y está centrado en ello. Y la única forma de hacerlo es apartarse de otras cosas cotidianas de su alrededor. Sería algo tan esotérico como un artista volcado en su obra. Eso sí: cuando hallamos la explicación que buscamos, se abre un campo inmenso de posibilidades. Y en el último siglo hemos visto que detrás de las grandes revoluciones sociales hay un descubrimiento científico.

O sea, que la ciencia es una locura necesaria…

Claro, y si además es divertida, mejor. Porque el trabajo de los los científicos es muy exigente, pero hacemos lo que nos gusta.

¿Para qué sirve la Física a las personas comunes?

Ahora todos tenemos televisores, ordenadores y reproductores de MP3, o nos hemos hecho un TAC o una prueba de Rayos X. Todo eso es Física. Y detrás de cada uno de estos avances está la Física Fundamental y la evolución en el conocimiento mecánico-cuántico de la materia microscópica.

¿Cuál es el gran reto de la Física Fundamental?

Lo que ahora está haciendo el LHC, el mayor acelerador de partículas del mundo. Tenemos un esquema teórico de cómo funciona nuestro mundo. Pero le falta un eslabón, conocido como «bosón de Higgs», que sería el mecanismo responsable de dar masa a todas las partículas del universo. Ésa es una predicción de la teoría que aún no hemos encajado. Esa partícula la buscamos, pero nadie la ha visto. Y ahora tenemos una máquina que ha de ser capaz de descubrirla si es que existe.