Jamás olvidará la fecha del 30 de agosto de 2009. La lesión de Mtiliga hizo que Manu Torres debutara en Primera División, en el estreno liguero, frente al Atlético de Madrid, en La Rosaleda y con un gol suyo que supuso la puntilla (2-0 en ese momento) a los rojiblancos. No fue un sueño. Este torremolinense, que lleva desde los seis años en la cantera malaguista, ya es una realidad. Y a partir de ahora, su velocidad, su capacidad para sacar el balón controlado y su magnífico juego aéreo darán mucho que hablar. Si no, tiempo al tiempo.

–¿Es el debut soñado en Primera División?

–Más que soñado. Porque siendo defensa, debutar con 20 años, meter un gol y además frente al Atlético de Madrid es más de lo que se puede soñar. Ha sido uno de los días más felices de mi vida.

–¿Cuánto tiempo tardó en quedarse su móvil sin batería de tantas llamadas o mensajes de felicitación?

–No me quedé sin batería porque llegué a tiempo a casa para ponerlo a cargar. Pero la verdad es que había recibido más de veinte mensajes de familiares y amigos, además de las felicitaciones de todos los compañeros en el vestuario.

–¿Cómo fue el momento de entrar en el campo?

–Estaba mirando al compañero lesionado –Mtiliga–, porque estaba triste por él. Me puse a calentar porque debía estar preparado. Estaba mentalizado por si tenía que salir. Durante toda la semana estaba esperando una oportunidad así.

–¿Qué sintió cuando marcó?

–La primera reacción no se puede explicar. No sabía cómo celebrarlo. Me fui para la banda corriendo y abracé a los compañeros que tenía cerca. Un poco más y me meto en la portería yo también. Pensé que ese gol no se podía dejar escapar. No me creía cuando vi el balón ahí. Los defensas solemos tener pocas oportunidades y hay que aprovecharlas.

–¿Tuvo el gol dedicatoria especial para alguien?

–Sí, para mi padre, que siempre ha estado ahí. Es el primero que me exige, el más crítico conmigo, y me dice lo que tengo que mejorar. Es lo mejor para llegar a hacer algo. Es el que más me apoya cuando lo necesito.

–¿Fue más emocionante el gol o pisar el césped por primera vez como jugador de Primera?

–Fue emocionante todo, pero pisar el césped fue un momento muy especial, porque era el debut. Intenté no pensar mucho en eso y sí en que el míster me había dado la confianza, yo tenía que devolvérsela y hacer un buen partido, sí o sí. Le estoy muy agradecido a Muñiz.

–¿Notó mucha diferencia respecto a jugar en Tercera, después de no haber pasado por Segunda ni por Segunda B?

–La diferencia es muy grande. No es lo mismo en Tercera que estar junto a ´Kun´, Forlán y compañía, pero el equipo hizo un gran partido y eso me ayudó muchísimo a jugar bien. Cuando el bloque está bien es más fácil acoplarse. Me adapté bien.

–Comenzó de lateral izquierdo y acabó de central. ¿Qué le dijo Juan Ramón Muñiz?

–Me dijo que confiaba en mí, que estuviese tranquilo y que lo hiciera como yo sabía.

–Empezó un poco nervioso, ¿no?

–Sí, al entrar estaba un poco nervioso. Intenté no complicarme, no cometer ningún fallo para estar más tranquilo el resto del partido. Procuré aislarme de todo. Con el paso de los minutos, me vi con más confianza.

–Usted ya sabe lo que es jugar de central, por lo que no fue una misión demasiado difícil, ¿no?

–De central estuve tranquilo. Ya el año pasado jugué algunos partidos como central zurdo. Cada vez me adapto más a esta posición también.

–¿Sabe que es un ejemplo para el resto de los canteranos de las categorías inferiores?

–Eso para mí es un orgullo. Siempre me he fijado en Jesús Gámez y en Apoño, ya asentados en Primera División. Todavía no me veo como un ejemplo. Lo quiero ser, pero ahora hay jugadores más importantes que yo.

–Vaya partidazo contra el Atlético. ¿Verdad?

–Sí, pero de todo el equipo. Hay que felicitar a todos. Empezando desde arriba. Los puntas han presionado bien en ataque y no le han llegado balones fáciles. Los defensas también hemos estado muy bien.

–¿A qué aspira esta temporada el Málaga?

–Ni antes éramos tan malos ni ahora somos tan buenos. Nuestro objetivo es la permanencia y, si se puede conseguir más, lo intentaremos.

–¿Y si la afición os exige más?

–Soñar es gratis. La afición puede pensar en cotas mayores, pero nosotros tenemos los pies en el suelo.