La Vuelta ha transformado por unas horas la cara del litoral marbellí desde Puerto Banús, donde se mezclan bicis y yates, a la Playa de Levante, en una primera etapa precedida de polémica y que recorrerá este sábado buena parte del paseo marítimo de la ciudad en otro «giro» a la ruleta de la innovación.

Si la Vuelta ya cambió en 2013 la fisonomía de Villagarcía de Arosa para salir desde una batea o el recorrido de los encierros de los sanfermines para llegar a la plaza de toros de Pamplona en 2012, Marbella no ha sido menos. Se han eliminado rampas, se han rebajado bordillos, hasta se han retirado papeleras y farolas como si se fuera a rodar una película de época.

Son algo más de siete kilómetros los que recorrerán los ciclistas durante la etapa contrarreloj con la que comienza la ronda española. Una pasarela construida ex profeso para la etapa soportará el peso de los ciclistas en una salida muy controvertida porque durante el recorrido hay superficies diversas como el asfalto, el cemento, el mármol o la arena de playa prensada.

Cuatro kilómetros de una superficie inédita en el ciclismo, el albero, produjo pánico entre los ciclistas, cuyos representantes pidieron en la reunión del jueves que no cuenten los tiempos para la general individual y sí para la clasificación por equipos, que es la decisión que ayer tomó el Jurado Técnico.

El comunicado oficial dice que «tras haber recibido inquietudes de equipos y corredores y después de un reconocimiento del recorrido con el director técnico de la prueba, y tras obtener el acuerdo de la UCI, este jurado ha decidido que la etapa se desarrollará sobre el recorrido previsto pero los tiempos serán contabilizados para la clasificación por equipos y no para la individual».

Y es que este jueves, durante el reconocimiento del trazado, algunos corredores ya alertaron sobre el peligro que podría suponer una contrarreloj sobre esa superficie. Al ser por equipos, si se cae un corredor podría arrastrar al resto en un perverso efecto dominó. Eso abrió el debate y la confrontación.

El seleccionador nacional de ciclismo, Javier Mínguez, aseguró ayer que la Vuelta debería «primar y mandar». Recién llegado de Valladolid se topó en el centro de prensa con el litigio del día y relataba su propia teoría mientras aguardaba, expectante, la decisión del Jurado Técnico. «Yo entiendo a los corredores, que no quieran correr riesgos el primer día, aunque si no pueden ir a 60 por hora pues que vayan a 40 pero hay que mirar por el espectáculo, riesgo también se corre bajando un puerto a tumba abierta», advirtió.

No todo el mundo pensaba lo mismo. Así, el británico Chris Froome y el equipo Sky fueron de los primeros en mostrar sus discrepancias con ese trazado por el paseo marítimo. Y fue más allá el corredor australiano del Movistar Rory Sutherlan, quien puso una foto del recorrido en su twitter sobre un comentario que decía en inglés: «¿Esto es serio...?».

Pese a todo, la etapa saldrá del espigón de Puerto Banús y acabará en la playa de Levante. Aunque de manera un tanto «descafeinada», al no contar los tiempos para la general individual, será la primera vez que una carrera ciclista llegue a la playa. Será otro viraje de tuerca en la búsqueda de novedades, pues el año pasado la segunda jornada comenzó en un portaaviones. Y no fue muy lejos, en Cádiz.

El componente turístico del ciclismo también cuenta, y mucho. Un sábado de agosto con el turismo marbellí en su pico más alto, se amplificará la expectación de la salida. El de hoy, pese a la polémica, será un recorrido intrascendente en el que los aficionados, eso sí, tendrán la oportunidad de estar cerca de todo. Turistas y más turistas observan desde ayer el «ir y venir» de la infraestructura de una carrera que cada vez se asemeja más al Tour de Francia. Más de 3.000 personas conforman el dispositivo de la

organización porque la Vuelta es «un gigante».

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Y los verdaderos protagonistas, los corredores, se apearán hoy de la bicicleta sobre arena prensada, a muy pocos metros del agua. Tal vez la próxima idea sea adentrarse en ella porque la imaginación de Pedro Lezaun, director de producción y el hombre del que salen buena parte de estas ideas, no tiene limites. El más difícil todavía.

Habrá batalla desde el inicio

Los gladiadores del Tour seguirán la batalla en la Vuelta. Saldrán todos, menos Alberto Contador, pero lucirá al completo el podio de París con Froome, Quintana y Valverde, además de Vincenzo Nibali, un componente del club de ganadores de las tres grandes. Sigue la lista con «Purito» Rodríguez, en un recorrido que le entusiasma al ciclista catalán, y se completará con Fabio Aru y Mikel Landa, segundo y tercero en el Giro.

Aumenta el lujo de la participación con la posibilidad de que Froome logre el doblete Tour-Vuelta, hazaña que solo han conseguido los franceses Jacques Anquetil (1963) y Bernard Hinault (1978). Froome se volverá a medir a Nairo Quintana, segundo en el Tour, ansioso por devolverle le moneda al jefe del Sky. Junto al «escarabajo» saldrá Alejandro Valverde, tercero en París, la doble baza del Movistar, en su segundo juventud.

El recorrido será fiel a las señas de identidad de la ronda española. Se busca la emoción en cada etapa y que el nombre del vencedor se conozca en las últimas etapas, poco antes de que llegue la carrera el 13 de septiembre a Madrid.

Recorrido de montaña, par escaladores. La caravana no subirá a Lagos, Angliru o Bola del Mundo, pero pone en el mapa hasta 9 llegadas en alto, todas inéditas: Caminito del Rey (2ª etapa), Vejer de la Frontera (4ª), Cazorla (6ª), La Alpujarra (7ª), Cumbre del Sol (9ª), Cortals d'Encamp (11ª), Fuente del Chivo (14ª), Sotres (15ª) y Ermita del Alba (16ª).

Para los especialistas de la contrarreloj, a diferencia del Tour, habrá opciones importantes, como la cronometrada individual en Burgos, de 39 kilómetros, a cuatro días de la conclusión en Madrid.