Dicen los que saben de baloncesto que todo gran equipo debe tener un argentino que aporte sangre caliente, carácter y ardor guerrero y un serbio que, además de esas mismas virtudes, esté bendecido por una muñeca de las que sólo saben fabricar en territorio balcánico. El Unicaja, tras escrutar el mercado, tras ver cómo se le escapaban tiradores de todos los perfiles posibles, logró atar ayer al serbio Uros Tripkovic. El escolta nacido en Cacak el 11 de septiembre de 1986, de 1.98 metros de altura, es un hombre de la factoría del Partizán de Belgrado que el pasado verano salió del cascarón y se alistó al ejército que dirigía el último discípulo de Aíto García Reneses, el joven Sito Alonso en Badalona.

Tras un año de formación en la Liga más competitiva del Viejo Continente, la ACB, Tripkovic, opinan en Los Guindos, ya está preparado para dar el salto a un equipo puntero de la Euroliga. Y ése no es otro que el Unicaja. El jugador pasará en Málaga las dos próximas temporadas. Está por resolver aún si es en formato uno más uno o dos años limpios.

La operación le cuesta al Unicaja 200.000 euros, los mismos que el DKV Joventut le debe aún al Partizán por el traspaso del jugador. La Penya adquirió el pasado verano a la joven promesa del básket serbio por 400.000 euros. Tras desembolsar la mitad de la suma hace un año ahora debe abonar la otra parte. Las estrecheces económicas del club que preside Jordi Villacampa le han obligado a poner a Tripkovic en mercado. Es más, en su contrato figura una cláusula de rescisión de 180.000 euros. El Joventut perdona esa cantidad y Tripkovic seguirá vistiendo de verde al menos dos años más.

El serbio vive un verano de lo más tumultuoso. Cambió de representante en los últimos meses. Ha dejado a Misko Raznatovic (BeoBasket) y se ha aliado con Rade Filipovich (BDA Sports). El reputado agente le ha paseado durante el mes de junio por los campus privados que realizan las franquicias de la NBA –los llamados workouts–. En concreto ha estado con los New York Knicks, Los Ángeles Lakers, Minnesota Timberwolves y Phoenix Suns. De allí llegó lesionado, por lo que este verano no estará con la selección de Serbia, algo que ha generado una tremenda polvareda en su país.

Tripkovic llega a Málaga después de que se hubieran evaporado las primeras opciones que manejaba el club a comienzos de verano. Tras contactar con el Estudiantes para interesarse por Carlos Suárez, las elevadísimas pretensiones colegiales llevaron al Unicaja a tantear la posibilidad de Rafa Martínez. Con el escolta del Power Electronics Valencia se negoció durante más de dos semanas, pero sin éxito.

Corrió la lista y llegó hasta Juan Dixon, pero la FIBA, con su sanción por un año al americano, desbarató la operación. Entonces el Unicaja puso sus ojos en Thomas Kelati y Gary Neal. Pero Neal, que acabó la pasada temporada a un gran nivel con el Unicaja, fichó tres años por San Antonio Spurs, y Kelati, con su pasaporte polaco recién estrenado, firmó dos temporadas con el Khimki de Scariolo. La lista siguió corriendo y llegó hasta la última perla del básket lituano, Martynas Gecevicius.

El Unicaja arrancó un acuerdo del jugador por tres años, pero el Lietuvos Rytas, con quien tiene dos campañas más de contrato, se cerró en banda a una posible negociación y no bajó sus peticiones de los 750.000 euros. Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo se cerró el círculo sobre dos hombres: Uros Tripkovic y Kennedy Winston.

A Aíto García Reneses nunca le terminó por convencer el excelente francotirador serbio. Pero las limitaciones del mercado comunitario y los buenos informes de Sito Alonso han ablandado al técnico. Y es que Tripkovic se ha convertido este curso en el segundo jugador de la ACB con mejor puntería desde el arco de 6,25 metros, con un índice de acierto del 49,22 por ciento. Se trata de un tirador compulsivo, que lanza mejor de tres que de dos, capaz de armar el brazo en un periquete y de lanzar en carrera tras salir de bloqueo.