El penúltimo lío del verano está ya servido. Las emociones fuertes vividas en las últimas semanas con Terrell McIntyre, Panchi Barrera y una larga lista de candidatos a reforzar el perímetro que finalmente se concretó en Uros Tripkovic ha dejado el colofón para el final. La propuesta de renovación de Robert Archibald, presentada el 4 de julio, sigue en punto muerto. Por no haber, no existen ni conversaciones a día de hoy. Lo que sí que hay son multitud de dudas. Demasiadas incógnitas por despejar en una operación que, en principio, debe ser la que cierre la plantilla del Unicaja para la temporada en ciernes.

Aunque se esperaba que mañana se produjeran novedades, pues se había dicho desde el club que este miércoles –diez días después de que se cumpliera el plazo para presentar ofertas en el derecho de tanteo– también expiraba la fecha para informar sobre ofrecimientos extranjeros, no existe ningún plazo formal.

La ACB informó ayer a este periódico que, a efectos legales, Robert Archibald es jugador del Unicaja, salvo que acepte alguna propuesta de un equipo foráneo o llegue a un acuerdo para romper el vínculo con el club cajista.

La normativa sufre, en este punto, un verdadero agujero negro. El club aún no ha recibido el contrato firmado por el jugador, por lo que no puede anunciar su renovación. El problema es que esa oferta cualificada le obliga a dar cobijo a Archibald si, de aquí a un mes, por ejemplo, devuelve el acuerdo sellado. Así, el Unicaja está atado de pies y manos. Mañana mismo podría llegar a un acuerdo con cualquier pívot del mercado, pero se arriesga a que el día siguiente Archibald envíe su contrato, por lo que se encontraría con dos hombres para una misma posición.

Por contra, si desde Los Guindos se espera de brazos cruzados una respuesta definitiva sobre el futuro compromiso con el escocés se corre el riesgo de que los jugadores que aún están libres –que los hay– vayan encontrando cobijo en otros lugares. La historia es compleja y apunta al penúltimo lío veraniego. Sobre todo, porque cuando hace unas semanas las dos partes, como informó este periódico, retomaron las conversaciones para atar la continuidad del center, no se llegó a ningún entendimiento.

Aíto García Reneses ha dicho por activa y por pasiva a la dirección deportiva que su hombre para el puesto de cinco, junto a Joel Freeland, es Robert Archibald. El club presentó una oferta por una temporada y con una reducción del 40 por ciento, en el límite de lo que obliga la legislación en la ACB. Luego hubo un segundo ofrecimiento, con el mismo escenario contractual pero una mejora en los emolumentos, lejos, eso sí, a los que percibió el pasado año, una cifra fuera del mercado. Tampoco se aceptó esa propuesta. El Unicaja la retiró y comenzó a estudiar lo que le ofrecía el mercado.

Le llegaron muchísimos ofrecimientos. De todos ellos gustaron, aunque todos con algún tipo de pegas, el croata Mario Kasun (2,12 metros, ex del Efes Pilsen), el esloveno Primoz Brezec (2,16 metros, ex Toronto) y el inglés Pops Mensah-Bonsu (2,06, ex CSKA). En los últimos días, el club ha contactado con el griego Lazaros Papadopoulos. Antes, rechazó a jugadores como Nicola Vujcic, Stephane Lasme, Francisco Elson o Sofoklis Schortsanitis.

Al Unicaja le urge hallar una solución. El club no quiere moverse de esa oferta por una temporada, aunque está abocado a subir la propuesta. Y Archibald no tiene propuestas más suculentas que la que tiene en Málaga. Al menos, por ahora.