Jorge Garbajosa tiene hambre, quiere ganar otra Liga ACB con el Unicaja y ayer lo dejó escrito, bien clarito, en letras grandes en castellano, en el Palau Blaugrana. El ala-pívot, como en las grandes ocasiones, como antaño, con más años, más batallas y menos físico, pero una cabeza privilegiada, una muñequita divina y una inteligencia fuera de lo normal, aguardó su momento y apareció en plan estelar para comandar al equipo. Su carácter bastó y sobró para derrotar a un Barça que ya se sabía campeón de la Fase Regular, pero que, se lo digo yo, no quería ver ni en pintura a los malagueños en el cruce de cuartos.

Pero el gran «Garbo» decidió abrir el puente aéreo Barcelona-Málaga y darle un triunfo de mérito, caché y honor al Unicaja. Con 79-78 a 1:21 para el final, el de Torrejón se fabricó tres faltas que le dieron seis tiros libres. Todos acabaron en su destino. Y con seis puntos consecutivos, los seis del final, el Unicaja apuntilló a los culés (79-84) y ganaron donde hacía casi seis años no lo hacía en Liga ACB. Feliz partido 1.000 para todos. Precioso play off el que se viene encima.

Hoy los agoreros dirán que el Barça tenía ya el «pescao vendío», que no se jugaba nada, que ya se sabía campeón de la Fase Regular y que jugar los play off es lo mínimo exigible. Y no les falta razón. Y los optimistas argumentarán que hace casi seis años que no se ganaba en el Palau en Liga, que los blaugrana tienen una cara de susto que no les cabe en el cuerpo y que el Unicaja sentó ayer las bases del éxito. Y también aciertan de pleno.

Las dos versiones son válidas. Y yo, permítanme, que tuve el privilegio de ver en directo el encuentro, me alisto con los valientes de la segunda opción. Porque lo del segundo cuarto de ayer fue para enmarcar. Se merendó por unos minutos al Barcelona en el Palau. Fueron minutos mágicos. Les iba a decir que lo volvieran a ver si lo habían grabado, pero no podrá ser. Teledeporte pasó olímpicamente del partido y se decantó por el tenis en Roma. Por ahí se desangra nuestro deporte. Y ése es uno de los motivos del motín en la ACB.

Pero volvamos a Barcelona, a la música celestial que entonaba la orquesta de Chus Mateo. Con 27-24, el Unicaja se dejó el alma en el parqué. Agachó el culo en defensa, corrió el contragolpe y buscó el poste bajo, penetró, leyó cada jugada y desquició al mismísimo Barça. Fitch inició el recital y todos le acompañaron. Gran Berni. Gran Jiménez... Un parcial 3-19 dejó a los cajistas con 13 puntos de margen (30-43) a 1:29. Magia para los ojos. Y en Sevilla, la mejor de las noticias, el Blancos de Rueda se diluía: 52-29. Por una u otra vía, el play off estaba ahí, en el bote.

Y el Unicaja escogió la versión VIP, la ganadora, aunque fuera siendo octavo. Quería ganar en el Palau, no que el Cajasol le hiciera el trabajo sucio. El festival entre Fitch y Navarro puso la máxima verde: 37-51 ó 43-57. Luego, el Barça se creció, con Lorbek, con Ndong y con Fran. Tres ex. Buenísimos. Hubo emoción, como gusta, como es ley: 73-72, 75-74 y 79-78. Y apareció el mago, el genio, el gran «Garbo». Y se hizo el silencio... Y Málaga lo celebró. Y el Barça se quedó con una carita...