Es imposible ganarle al Real Madrid metiendo 51 puntos en todo el partido. Es imposible ganarle al Real Madrid con un 27% de acierto en los tiros de 2. Es imposible ganarle al Real Madrid regalando 15 rebotes en ataque. Y sobre todo, es imposible ganarle al Real Madrid –y a casi nadie– si en tu equipo no hay un solo base capaz de dirigir al equipo con cierto criterio y además lo más parecido que tienes a un tirador es un jugador que hace tres semanas estaba en el Melilla de la Liga LEB Oro.

Es una lástima, pero es así. Porque este Unicaja ha cambiado de jefe en el banquillo, pero sigue con las mismas carencias en la pista de las últimas semanas. O sea, lo del collar y el perro. Lo preocupante es que estamos a principios de abril y en plena carrera por buscar una plaza entre los 8 elegidos que disputen el ansiado play off. Casimiro cree que sí, yo también pienso que es posible, pero el tiempo se echa encima y el margen de maniobra cada vez es menor.

Desde luego, pocas veces el Unicaja tendrá una oportunidad mejor para ganar en la pista del equipo merengue que la que se le presentó en la tarde de ayer. Porque este Madrid y el que ganó la Copa del Rey hace mes y medio en el Palau Sant Jordi sólo se parecieron en el color de su camiseta. Con decir que Mirza Begic fue su mejor hombre, que Carroll se quedó en 7 tristes puntos o que Llull (el MVP copero) ni siquiera anotó...

Es imposible saber qué habría pasado ayer si el Unicaja hubiera contado con un base serio sobre el parqué. Sobre todo en esos siete minutos del segundo cuarto en los que el Real Madrid rozó el esperpento y anotó sólo 4 puntos. Fue, quizás, el momento clave del partido. La hora de aplicar inteligencia, de dirigir al equipo y de hacer jugar a los compañeros. Pues no, la pareja de bases verde lo que hizo fue precipitarse, perder balones y meter al rival en el partido. Imposible gestionar peor los regalos del rival.

El caso es que si usted estuvo ayer de procesiones toda la tarde y sólo vio el resultado final en el teletexto o internet cuando llegó anoche a casa, quizás piense que el equipo perdió de forma digna, defendió muy bien y atacó muy mal. Pues es una lectura acorde al resultado, pero tampoco fiel de lo que ocurrió en la pista. Sí es verdad que el marcador no fue sangrante y que el equipo dejó mucho que desear ofensivamente, pero el Real Madrid se quedó en 64 puntos más por deméritos propios que por acierto verde atrás. O sea, que nadie piense que el equipo dio un clínic en defensa. Para nada.

Nombres propios. Vayamos con algunos nombres propios. De Valters y Rowland prefiero no hablar. Sólo voy a decir que el primero se borró con cinco faltas personales en 9 minutos y que el segundo simplemente es que no da para más. Troy DeVries hizo 8 puntos, pero necesitó lanzar otras tantas veces a canasta para sumar esa cifra –más bien pobre, por cierto, para un presunto killer–. ¿Tienen estos aros el mismo diámetro que los de la LEB? Les juro que sí. El americano, por ahora, no mejora a Fitch y su aportación está muy lejos de ser la del tirador que el equipo andaba buscando de un tiempo a esta parte. Se ve que lo deja todo en la pista y habrá que rezar para que mejore, porque si no...

Por último, no quiero pasar por alto el partido de Sinanovic. Soy fan del bosnio. Lo reconozco. Aunque cada vez tengo más dudas de él. Me parece un jugador determinante por su físico. Creo que estando bien es imparable a dos-tres metros del aro. Su inicio de temporada fue espectacular. Pero desgraciadamente eso ya es historia. Ayer jugó sus primeros minutos desde la llegada de Luis Casimiro con un resultado de -6 de valoración tras poco más de 4 minutos y medio sobre la pista. O sea que no hizo nada bien. Si quiere minutos, protagonismo y la renovación, está claro que ayer perdió una oportunidad para reivindicarse.

Y ahora, ¿qué? Pues el equipo vuelve a estar hoy fuera de la zona de play off. La derrota de ayer entraba dentro de todos los cálculos previos. Estar entre los 8 mejores al final de la Fase Regular sigue estando a tiro. Ayer, al menos, también perdieron el Valencia y el CAI de Zaragoza. La próxima semana visita el Martín Carpena el Manresa en una matinal de Domingo de Resurrección en la que estará prohibido fallar. El equipo está cogido con alfileres, ¿será suficiente para ganar a los catalanes? La respuesta, el domingo, desde las 12.30 horas. Mientras, a disfrutar de la Semana Grande.