Fue la operación del verano en el baloncesto español. El consagrado Fran Vázquez regresaba a casa, a Málaga, de donde salía Álex Abrines, declarado mejor jugador júnior en el Europeo sub´18 con la camiseta de la selección en 2011, y que abandonó el club que le dio la oportunidad de asomarse a la elite abonando su cláusula de rescisión, el último día y a última hora. Una calurosa negociación y 500.000 euros ingresados en la cuenta corriente del Unicaja solucionaron la papeleta. Abrines a Barcelona, con un contrato de cuatro temporadas; y Fran, a Málaga, por tres cursos. Cambio de cromos. Presente, para un Unicaja necesitado, y futuro, para un Barça que buscaba la regeneración de su plantilla.

Fran, a los 29 años, tras seis exitosas temporadas en el FC Barcelona, volvía al equipo que le formó y le hizo hombre. Levantó la Copa del Rey 2005 tras una provechosa cesión, el anterior curso al Gran Canaria. Allí se fogueó, tuvo muchos minutos y apareció en Málaga dispuesto a comerse el mundo. La lesión de Tabak le abrió la titularidad. Sergio Scariolo le enseñó la puerta y Fran la derribó de una patada, aprendiendo junto a un grande entre grandes: Jorge Garbajosa. Luego llegó el draft, el cuento de hadas de la NBA y el lucrativo traspaso al que accedió el Unicaja al Akasvayu, de donde saltó al Barça e hizo fortuna y un inmenso botín de títulos.

Abrines, a los 19 años, abandonaba el Unicaja, donde había militado los dos últimos años, y donde se le garantizaba ser un hombre importante en el nuevo proyecto, después del impresionante final de temporada 2011/12. Pero oyó cantos de sirena y apostó por un grande como el Barça, donde debía disputarse los minutos con dos estrellas como Navarro y Mickeal, más Ingles y Rabaseda. Compañeros con los que aprender en los entrenamientos, pero con complicaciones para encontrar minutos y competir. Algo que, a su edad, parece primordial e imprescindible.

Han pasado dos meses y medio de curso y las perspectivas de uno y otro no se han cumplido. Fran admitía el martes, en una sincera entrevista en La Opinión, que sentía que estaba «defraudando a la gente». Capitán del equipo, eje del remodelado Unicaja y banderín de enganche del proyecto, las cosas no le están saliendo como él desea. Sabe que su inmensa calidad sigue intacta, pero que en el deporte se vive del presente. Y su actividad en defensa no tiene luego continuidad en ataque.

Desea que se cree la química necesaria con los exteriores, para culminar las posesiones, ya que él nunca ha sido un generador de juego, no se ha fabricado sus jugadas, pero ha sido de los mejores de Europa para finalizar. Real Madrid, Fenerbahce y el propio Barça le querían. Pero él tenía claro que su gran deseo era regresar a su segunda tierra. Necesita a sus compañeros para ser el Fran de siempre. También que la pizarra de Jasmin Repesa se acuerde de él. Hay un dato curioso, y es que Fran es el cajista con menos minutos, después del joven del equipo, Augusto Lima, y de Kosta Perovic. Sólo acumula en cancha 16:26 minutos. Menos que Dragic (17:33) o que el sentenciado Gist (20:37), presunto culpable de todos los males cajistas.

La tensión se palpa en sus ojos y, probablemente, el domingo veamos en los de Abrines síntomas de desesperación. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. A veces, un dato también. En el Unicaja-Estudiantes de la pasada campaña, «El ·Niño» -así le llaman en Los Guindos de forma poco cariñosa- se destapó con una portentosa actuación y anotando 31 puntos. En esta temporada en el Barça, donde ha jugado ya 16 partidos -el resto no se vistió si quiera por decisión técnica-, Abrines acumula 29. O sea que, en un solo encuentro con el Unicaja llegó a transformar más puntos que en 16 con la camiseta blaugrana.

Ni el Barça está funcionando ni Abrines carbura. Ha perdido ya seis encuentros en esta ACB, uno más que en toda la Fase Regular del pasado curso. Y el mallorquín, el chico de oro del baloncesto español, no avanza. Está estancado, sin participación en el equipo y en plena crisis blaugrana. Ante la lesión de Navarro, El «Niño» fue titular el miércoles en el caótico encuentro ante el Blusens -derrota blaugrana por 54-62-. Pero no aprovechó la oportunidad: 0 puntos y -2 de valoración en 13:11.

Fran y el Unicaja prefirieron que el pívot se fogueara en Las Palmas, donde tuvo protagonismo, como el propio Fran recuerda a este periódico: «Siempre es bueno tener minutos, más siendo joven. Abrines estuvo el año pasado en Málaga jugando. Lo más importante a su edad es tener minutos para mostrar su calidad. Él lo demostró en los pocos partidos que ha jugado y claro, en el Barça siempre vas a tener jugadores de primer nivel. Allí va a ser más difícil jugar, tiene delante a grandes jugadores, y debe ganarse esos minutos en los entrenamientos y ganarse la confianza del entrenador. Pero hablamos de un Barça que siempre va a tener a los mejores y le va a costar un poco», analiza el pívot gallego para este periódico.

Fran, ante su pasado. Será un encuentro muy especial para él, pues en el Barça pasó seis temporadas, donde levantó una Euroliga, tres Ligas ACB y cuatro Copas del Rey. «Enfrentarme contra ellos va a ser bonito, un partido ilusionante. Han sido seis años muy bonitos allí en Barcelona, en los que he conseguido títulos y he estado muy bien. Va a ser un partido con revancha, porque queremos ganar para estar en la Copa. Ellos están en una temporada un poco rara, porque son un equipo que siempre están arriba y esta situación de ahora no es normal».

¿Había vivido Fran una crisis parecida en su larga etapa culé? Pues sólo, como cuenta, en su primer curso: «Yo, la única temporada que estuvimos regular de mis seis años allí, fue la primera, que entramos en la última jornada en la Copa, y fue un poco irregular. Los demás años hemos estado bien, hemos estado arriba. Pero son cosas que pasan. Mira el Real Madrid, que estuvo unos años sin muchos resultados y ahora están en lo más alto, jugando un baloncesto bonito. Son etapas», concluye el pívot.