Una malísima gestión final de partido, con más errores que ideas, algunos regalos absurdos, falta de picardía y de recursos, un rival que jamás se dio por vencido y dominó en el cuerpo a cuerpo, con más hambre, y un pabellón entregado propició que el Unicaja dejara escapar una ocasión maravillosa. Perdió el equipo, cuando lo tenía de cara, y ahora deberá lanzar una moneda al aire mañana martes, en el Carpena, con factor pista a favor, a las 21.00 horas. Es lo que hay.

Si usted se siente orgulloso de oler el mar malagueño por las mañanas, de vestirse de faralaes en agosto, de saber que nació en la misma provincia que Picasso, que Banderas, que Cánovas... Si alguna vez ha visto, aunque sea por la tele, un partido de baloncesto; esa final del 95, el título de Copa del 2005, la Liga del 2006, a Herrmann subido a aquel aro de Zaragoza, a Garbajosa saltando en el balcón del Ayuntamiento... Nuestro pasado, rico, amplio, generoso y victorioso... Si usted se siente malagueño, si quiere un poquito su tierra y le duele que lo nuestro no se valore, que se «tire», mañana tiene que acudir al Martín Carpena. A dejarse la garganta, vestido de verde, dispuesto a romperse las palmas de las manos aplaudiendo y listos para vivir una experiencia inolvidable.

El Unicaja necesita que el factor pista, ése que se ha ganado con sangre, sudor y lágrimas durante 34 largas jornadas en la Fase Regular de la Liga Endesa, sea mañana el «factor Carpena», temible hasta hace poco. Ese factor desequilibrante que acojona al rival y da alas a los nuestros. Si la afición responde, si la grada es una y anima y salta y se divierte y empuja a su equipo, el Gran Canaria cogerá el miércoles un avión de vuelta a la isla eliminado de la ACB. Estoy segurísimo de eso. Pero para que esto ocurra, la «marea verde» debe dar la cara. Y, ojito, el Unicaja jugar al baloncesto.

De poco servirá que mañana a las 21.00 horas el Carpena se desgañite si vemos la versión desnatada y superflua que hemos visto durante buena parte del play off. A mí este Unicaja no me está gustando. Lo digo como lo siento y como lo veo. El equipo no está del todo fino. Un rival con más hambre, con más ganas y con más garra le arrebató ayer una victoria que parecía muy cerca: 36-45 ó 47-51. Pero no carburó el Unicaja. Y eso que el Granca no fue ese rival alegre, que jugaba fácil, rápido y que estaba desmelenado, ese Herbalife que campó a sus anchas en muchos momentos en el Martín Carpena. Le pesó la presión, mucho. Pérdidas continuas, errores en el tiro, malas decisiones... y eso llevó a Pedro Martínez a pedir a sus jugadores que dejaran de masticar tanto las jugadas y que decidieran rápido. Transiciones, una penetración y a dividir para doblar la bola. Claro que cuando Granger cogió su «fusil», vio aro y conectó dentro de la zona con Vlade Stimac, el cuadro malagueño tuvo sus primeras rentas apetitosas para marcharse con siete puntos de renta al intermedio (29-36).

Aunque el Unicaja sólo anotó dos puntos en casi cuatro minutos en el arranque del tercer cuarto, el Granca tampoco era capaz de ver aro. Granger vio sangre y puso la máxima: 33-42. Otro triple suyo, dos consecutivos, mantuvieron la renta: 36-45. El partido estaba a punto, para darle otro mordisco y terminar de romperlo. Pero no pudo ser. Plaza sacó de la pista inexplicablemente a Granger y la técnica de Martínez dio réditos. Los árbitros pitaron varias faltitas que antes no lo eran. El Granca apretó y Plaza rectificó devolviendo a Granger por Toolson. Pero en vez de nueve puntos (36-45) la renta ahora era de sólo cuatro: 44-48, al final del tercer parcial. Y lo peor aún estaba por venir.

El Unicaja cometió un par de errores muy infantiles. Oliver se metió de lleno en el partido y castigó de tres. El niño Tavares le ganó la tostada al veterano Fran Vázquez y el partido se fue al garete: 58-53. Apareció Suárez, que en el primer cuarto recibió un golpe y tuvo que irse rápido al vestuario a vomitar. Tavares anotó increíblemente una canasta al contragolpe (59-56). Y apareció Granger, el único. Quién si no. Dos canastas y 59-60. Pero otra vez Tavares castigó y el Unicaja, que no estaba en bonus, malgastó su tiro final. La temporada en un partido. Mañana.