Todo lo hecho hasta ahora, todo lo bueno y también lo menos bueno, pasa desde hoy a un segundo plano. Nada sirve. Ni ese arranque fulgurante, ni la mejor primera vuelta de la historia del club, ni el hecho de haber sido líderes durante 21 jornadas... Todo eso es, a partir de hoy, papel mojado. Batallitas que contar en un par de años. De nada de eso se hablará ahora, porque nada vale. Tampoco de esa mala racha de cinco derrotas consecutivas que tanto ha minado la moral malagueña. Y es que lo «menos bueno» tampoco sirve. Ahora, a partir de esta noche a las 20.45 horas en el Martín Carpena, el Unicaja se juega mucho. Más que en otras temporadas. Están en juego unas semifinales de los play off de la Liga Endesa y, además, la participación en la próxima Euroliga 2015/16.

Los play off son otra cosa. Nada tiene que ver con lo vivido hasta ahora. Todo es diferente. La tensión, la emoción, la grada, el colorido, todo lo que hay en juego... Los play off son en sí mismo «otro deporte» diferente. Un territorio diferente. Cualquier parecido con la Fase Regular es mera coincidencia. El jugador nacido y forjado para grandes retos da ahora un paso al frente. Y el segundón, el que crece a la sombra, se refugia en el talento, la calidad y la raza del primero. Hay jugadores que son carne de play off. Hoy los podrán ver en el Martín Carpena, donde está en juego esas semifinales, esa Euroliga y también mejores contratos -en Málaga o en equipos de más pedigrí todavía-, respeto, fama y popularidad. El «otro» baloncesto.

Unicaja y Laboral Kutxa disputan unos cuartos con historia, con solera y con altos índices de voltaje. Si existiera justicia, el Unicaja jugaría las semifinales. Se lo merece más. Porque ha hecho una tempora ACB más redonda, más sólida y más constante. Ha sido mucho mejor que un Baskonia que ha utilizado dos plantillas, dos entrenadores, que no disputó la Copa del Rey y que ha llegado con el gancho a estos play off. Pero las semifinales no se «merecen», se consiguen. Y los dos, he aquí la grandeza de los play off, parten desde cero. Tres partidos para demostrar quién es, de verdad y sobre la cancha, el más fuerte de los dos. Quién avanza hacia el sueño del título o quién se va de forma prematura y precipitada de vacaciones, sin los objetivos cumplidos. La justicia no entiende de pasado, sólo de presente.

Hace dos meses, el Unicaja habría bailado sobre el Baskonia. Porque el Unicaja era mucho Unicaja y el Laboral Kutxa proseguía, aún inmerso, en su enésima reconstrucción dentro de una misma temporada. Pero marzo no es mayo y la primavera no sentó bien en Los Guindos. Las cinco derrotas han plantado dudas que se despejaron parcialmente el domingo en Bilbao. El Baskonia ha mejorado desde entonces. Y, sin ser el Tau que todos conocimos, ese equipo de «huevos» y talento, siempre da respeto. Más por el escudo que llevan al pecho que por lo demostrado esta temporada, especialmente fuera de casa. Lejos del Buesa Arena sólo han ganado seis de sus 29 citas.

Todos los esfuerzos de la Fase Regular han servido únicamente para permitir que el Unicaja tenga a su favor el «factor Carpena». La historia dice que en un play off con su público, el Unicaja gana el 85% de los play off. Pero para que el factor pista sea decisivo hoy deben haber al menos 10.000 gargantas comiéndose al rival y llevando en volandas a los nuestros, a los de verde. Hay que animar, más aún cuando lleguen baches durante el partido, que vendrán. Ahí es donde hay que dar el «do de pecho». Este Unicaja no merece quedarse aquí, después de tantas brazadas. Tiene que haber un futuro más allá de estos cuartos.