Jugar en la NBA es el sueño de todo jugador de baloncesto. Contratos millonarios, fama, interés mediático, máxima competitividad... la mejor Liga de básket del mundo ofrece todo lo que cualquier deportista quiere.

Europa se ha convertido los últimos años en un vivero para el baloncesto profesional norteamericano. Cada verano son decenas de jugadores los que dan el salto, aunque no siempre la aventura tiene un final feliz. Y es que muchos son los que llegan, pocos los que se mantienen y casi con los dedos de una mano se cuentan los que verdaderamente triunfan.

La NBA busca cada vez jugadores más jóvenes, sin mucha experiencia al más alto nivel competitivo, con muy poco currículo en su palmarés y con una inmadurez personal y deportiva que nada más cruzar el charco se convierte en el principio de su propio fin. Tampoco ayudan mucho los representantes, que cegados por una buena comisión en la operación de compra-venta «engatusan» a sus representados para que abandonen Europa a intentar una aventura NBA que casi nunca acaba como su representante les ha prometido.

En el Unicaja saben mucho de esta «moda» de reclutar desde Estados Unidos a jóvenes perlas del baloncesto del Viejo Continente. De hecho, este verano de 2015 es el primeros de los últimos cuatro en el que el equipo de Los Guindos no ha exportado a ninguno de sus jugadores hacia la mejor Liga del mundo. El lituano Mindaugas Kuzminskas es el que más cerca ha estado de dar el salto, pero por fortuna la próxima campaña seguirá vistiendo la camiseta verde del club de Los Guindos.

Hace tres veranos, el 10 de julio de 2012, Joel Freeland comunicaba al Unicaja su intención de abandonar el equipo cajista para firmar por Portland Trail Blazers. La franquicia de Oregón ofreció entonces al jugador británico un contrato por 3 años y 9 millones de dólares. A Freeland le restaban dos años más de contrato en el Unicaja, por lo que el club recibió como compensación por su marcha la friolera de 1.250.000 euros, en una de las operaciones económicas más rentables de la historia de la entidad verde.

El pívot nacido hace 28 años en la localidad inglesa de Farnham, acabó este pasado mes de junio su contrato con los Trail Blazers. Freeland ha jugado un total de 162 partidos en su trayectoria en la NBA. Esta pasada campaña sumó 50, promediando 3,4 puntos y 3,8 rebotes en 12 minutos y medio.

A pesar de no tener tanto protagonismo como él esperaba, el expívot cajista tenía una excelente oportunidad de seguir en la mejor Liga del mundo ya que los Dallas Mavericks le ofrecían tres años más y 6 millones de dólares.

Freeland estudió la oferta pero rechazó la proposición para emprender el viaje de vuelta a Europa para enrolarse en uno de los equipos top de la Euroliga, el CSKA, club con el que intentará este próximo curso ganar la Euroliga.

Un año después, el verano de 2013, fue el también pívot Ognjen Kuzmic el que decidió hacer las maletas camino, en este caso, de la costa oeste de los Estados Unidos.

El jugador serbio había llegado a Los Guindos un par de años antes. Su primera temporada en Málaga jugó en el Clínicas Rincón y tuvo una presencia testimonial en el primer equipo del Unicaja, con el que disputó un par de partidos.

La campaña 2012/2013, el club cajista decidió ceder a Kuzmic al FIATC Joventut para que adquiriera minutos y protagonismo. El balcánico jugó una buena temporada en el equipo de Badalona y en junio de 2013 regresó a Málaga.

Recién llegado Joan Plaza al Unicaja, se tomó la decisión de que Kuzmic fuera jugador de la primera plantilla verde. Pero entonces Golden State Warriors se cruzó en el camino. A pesar de su juventud (23 años) y de su inexperiencia, el jugador abonó 750.000 euros al Unicaja para dar un salto a la NBA que ha sido muy poco productivo.

Kuzmic ha estado dos años en la franquicia de Oakland alternando el equipo NBA con los Santa Cruz Warriors de la D League. Solo ha jugado 37 partidos en dos años con un rol totalmente marginal.

Hace unas semanas, Kuzmic también ha emprendido el viaje de vuelta a Europa. El Panathinaikos de Sasha Djordjevic será su destino la próxima temporada.

Especialmente dolorosa fue la marcha hace ahora poco menos de un año de Zoran Dragic camino de los Suns de Phoenix. El escolta esloveno era una pieza clave en el organigrama que Joan Plaza había dispuesto para el Unicaja 2014/2015. Los cantos de sirena que le llegaron de su hermano, estrella de la NBA en este equipo de Arizona, convencieron a «Zoki» para abandonar Málaga, previo pago de una cláusula de 850.000 euros ya que el internacional esloveno tenía dos años más firmados con el equipo verde.

Dragic tenía un portentoso futuro en Europa, podría haber seguido un par de años más en Málaga y dar el salto más adelante, cuando fuera un jugador más experto y con más galones. Su entorno ejerció una influencia muy fuerte y «Zoki» se fue a Estados Unidos antes de tiempo, como se ha demostrado. Allí solo ha jugado 16 partidos la pasada temporada entre Suns y Heat (equipo al que fue traspasado mediada la Liga) para promediar 2,2 puntos en 6,2 minutos. Ahora, vuelve a Europa para jugar en el Khimki ruso, uno de los «nuevos ricos» del baloncesto continental.