Joan Plaza tiene trabajo. Mucho trabajo por delante. Probablemente, más psicológico que técnico. Más de cabeza que de pizarra. Más de mentalización que de formación. El Unicaja comienza a ofrecer dos caras distintas y urge evitarlo. Evitar desconexiones, falta de tensión y ausencia total de competitividad. Perder, se puede perder en la ACB. Ante cualquier rival, en cualquier pista. El contrincante menos indicado te puede armar un follón muy gordo. Lo que debes evitar es que te pinten la cara.

El Unicaja no puede permitir que en el primer cuarto ya pierdas totalmente de vista al partido. Que salgas a jugar sin la tensión necesaria, sin la predisposición precisa y adecuada. Que el Dominion Bilbao tenga más hambre, más fe, más coraje que tú es inadmisible. Porque el Unicaja, que yo sepa, no ha ganado todavía nada, más allá que la Copa Andalucía ante el Sevilla, el colista de la Liga. No tiene títulos recientes, no luce palmito, no es más que un proyecto que entre todos debemos mimar y alimentar. Así que si no te entran las canastas hay que bajar a defender con más rabia todavía. Y hasta que el Unicaja, hasta que el nuevo Unicaja no aprenda esto, va a sufrir, especialmente en la ACB, y lo puede pasar mal. Como sucedió anoche en Miribilla.

Embelesado por la presunta «gesta» de ganarle al Darussafaka Dogus en la Euroliga, el Unicaja pensó que salía a modelar por Bilbao. Pero a las primeras de cambio se cayó de la pasarela. De bruces. Se torció los tobillos subido en esos tacones que le llevaron a pensar, a sentir, que los malagueños eran superiores a los vascos. Y el Dominion Bilbao, con la rabia de haber perdido ya en casa este curso, con las tres derrotas encajadas ante el Unicaja escociendo aún de la pasada campaña, tumbó pronto a un Unicaja sin personalidad, rendido, que bajó los brazos a las primeras de cambio y que estuvo muy lejos de lo esperado, de lo exigido.

Triple a triple y defensa a defensa. Así ganó el conjunto local anoche. Y cuando no tuvo acierto el equipo de Sito Alonso se aplicó aún con más fuerza atrás. La respuesta malagueña fue débil, casi imperceptible. Se vio a un Unicaja famélico, escuálido. A un Unicaja sin tesón ninguno. Como «pasota». Como el Unicaja de Jasmin Repesa en la ACB... Y esa época de Repesa aún permanece fresca en las memorias de los aficionados malagueños... Esa época de borracheras lujuriosas de Euroliga los viernes y de resacas duras y sórdidas los domingos, en la competición española, con calditos de puchero. Si alguno de los nuevos que ha venido este curso se piensa que se puede ganar en Bilbao sin bajarte del autobús porque aún resuena el «I feel devotion»... lo tiene jodido.

Desde el arranque, se vio claro, clarísimo, que este Unicaja iba de paseo con guía. No defendió y no atacó. Cayó en todas las trampas que le puso Sito Alonso. En el pick and roll defensivo y en ese intento compulsivo por avanzar más rápido tirando de tres. Pero al descanso no le entró ni un triple. Con todo y con eso, lo mejor que le pasó fue el marcador: 46-30. Llegó a ir 22 puntos abajo (42-20).

Se esperaba un Unicaja nuevo en el tercer cuarto. Pero el Bilbao ya no permitió ninguna alegría. Hasta seis triples (18 puntos) anotó en el tercer parcial. Empezó Hervelle, luego Ruoff, después Mumbrú, y Álex Suárez... Ni la zona 1-3-1 de Plaza, desbordado como todos, logró que la calabaza de Halloween tomara algo de brillo. Hasta por 27 puntos llegó a perder el Unicaja farsante y disfrazado que ayer pululó por Miribilla. Tela... 68-41.

La lección de maquillaje de después no tiene la menor importancia. Hendrix, desaparecido en combate y que incluso se autoagredió con una técnica, logró anotar. También Nedovic vio aro... Pero ni esas lecciones vampíricas pudieron esconder lo duro de las cifras: 3/20 en triples y otra vez un paupérrimo 69% desde la personal. Y eso que el Unicaja fue 36 veces a la línea de tiros libres. Pero sólo logró convertir 25 tiros.

Preocupa que el equipo vaya a salto de mata con esa facilidad pasmosa entre Euroliga y Liga. Y preocupa, la verdad sea dicha, que el Valencia Basket y el Laboral Kutxa ya tengan dos victorias de renta en la Liga Endesa. Ambos son los rivales directos de este Unicaja en la ACB, con la Licencia A de fondo, y la obligación de obtener la Licencia B para regresar a la Euroliga la próxima temporada. Y tampoco hay que olvidarse de la Copa del Rey. Tras cuatro jornadas, un normalito dos de dos. Y, lo peor han sido las formas ,por lo de anoche en Miribilla. Esperemos que hoy, de camino a Málaga en avión, haya reflexión del grupo y se aprenda la lección. Aún es pronto y queda todo el curso.