Palmar contra el UCAM Murcia, sin Facundo Campazzo, es un lujo que el Unicaja no se puede permitir. No, si quiere, de verdad, aspirar a algo en esta Eurocup, más allá de decir de boquilla que el reto es estar con los mejores. Hay que demostrarlo con hechos, con triunfos. Y, hasta ahora, el Unicaja que hemos visto en el «eurotorneo», en la «Segunda División» de Europa, sólo ha podido vencer al Buducnost, el único rival del grupo en blanco, que cuenta todos sus partidos por derrotas. Te puede ganar un Bayern Múnich, todavía en construcción, en Málaga, en una mala noche. Pero si quieres de verdad ser alguien en esta Eurocup tienes que ir a Murcia y ganar al UCAM. Insisto, sin «Facun» Campazzo. Que es como el Nemanja Nedovic del Unicaja, pero sin estar rodeado de los recursos que, se le suponen, a Joan Plaza en el banquillo malagueño.

Ganó el UCAM al Unicaja. Y lo hizo con toda justicia, con todo el mérito del mundo para el equipo católico. Porque tuvo más pasión, más carácter y más baloncesto y acierto. Sadiel Rojas arrugó él solito al que se encontró en pista, con una capacidad asombrosa para empequeñecer a Adam Waczynski. Luego Benite y Baron pusieron los puntos. Y Óscar Quintana llevó el partido a su terreno, adelantándose siempre a un Joan Plaza que, faltando 9 segundos, ya iba camino del banquillo rival, a dar el protocolario saludo, sin hacer ni caso al average, a lo que se cocía al final.

Fue un Unicaja decepcionante, muy plano, tremendamente dependiente. Primero de Kyle Fogg y después de Dejan Musli. Y cuando el UCAM logró contener esos dos bastiones no llegó nadie más a dar un relevo, una ayuda, un respiro. Lo intentó el de siempre, Carlos Suárez, pero no le dio. Jamar Smith se puso el disfraz cutre de la Eurocup, el de -10 de valoración contra el Bayern y el de -2 de Murcia. Tuvo minutos, confianza y devolvió dos tristes puntos y una horrible defensa a Benite y Baron. Necesita el Unicaja más regularidad de Smith, ahora que Nedovic sigue de baja. Y es imperativo que Waczynski se espabile. Se le sigue esperando, pero el polaco, arrugado ante Rojas, no demostró mentalidad ni ánimos. Y da alimento a los que opinan que quizá un proyecto como el del Unicaja le quede grande. Es pronto aún y al polaco hay que darle cuerda. Pero se le espera y no aparece...

No fue el Unicaja capaz de dominar nunca el partido. Un 42-46 fue lo más cerca que estuvo de hacer daño al UCAM a partir de la segunda parte. Pero su falta de solidez defensiva permitió que los universitarios se agarraran al partido y se lo creyeran. Que camparan a sus anchas y que mandaran sobre un Unicaja con más presupuesto, con más aspiraciones, con más banquillo y con más todo. O casi todo. Porque el carácter, que no se compra, lo puso exclusivamente la plantilla local. Ante el acierto de Fogg y Musli, el UCAM puso juego de equipo y, a pesar de sus limitaciones y a no contar con su alma mater, ellos fueron los que se llevaron el partido (83-75) y ellos son los que mandan en el grupo con tres victorias y una derrota. Justo el resultado inverso que el del Unicaja, que firma un preocupantísimo 1-2.

No habrá problemas para acceder al Top 16 de esta Eurocup, porque del grupo de cinco sólo se queda fuera uno, y el Buducnost tiene todas las papeletas. Pero entre acceder como primero o segundo y hacerlo como tercero o cuarto media un abismo. Quedarte en un grupo de Top 16 con Herbalife, Khimki o Jerusalén. O hacerlo con Cedevita, Lietuvos Rytas o Ulm. La diferencia es notable por el nivel de los rivales. Y luego vendrán los llantos por la extrema dificultad de contrincantes que, recordemos, no son ni CSKA, Olympiacos, Fenerbahce o Madrid.

Dio, a veces, la impresión de que el Unicaja no se tomó lo suficientemente en serio el partido de anoche. Que pensaba que, llegados al tercer cuarto, iban a dar un acelerón e iban a irse 15 arriba. Que era cuestión de aguantar y de esperar el momento. Que con hacer lo mínimo iba a ser suficiente. Y cuando de verdad quiso ir a por el partido ya era demasiado tarde. Porque el UCAM tiene un equipo muy apañado, porque el scouting del malagueño Francis Sánchez fue excelente y porque cuando tiradores como Baron y Benite las enchufas te puedes echar a temblar. El UCAM no tuvo a nadie por dentro, pero el Unicaja no supo jugar sus ventajas. No fue capaz.

El revés es serio y duro. Son dos derrotas en tres partidos en esta Eurocup, con dos averages muy complicados ante Bayern Múnich (12 abajo) y UCAM (8 abajo). Y ahora llega al Carpena el Zenit San Petersburgo de Stefan Markovic, Ryan Toolson y, muy probablemente, de Trevor Mbakwe. Eso será el miércoles. Antes, este domingo, toca medirse al Joventut. Con el puñal murciano aún clavado.