Sasu Salin llegó sonriendo al Campus Unicaja Obra Social y se marchó, a pesar del sofocante calor, con una sonrisa, tras prometer alegrías al Martín Carpena y el máximo sacrificio. El escolta finlandés de 26 años y 1,91 metros ya es uno más en el Unicaja. El jugador aterrizó en Málaga el domingo por la noche, pasó las pruebas médicas el lunes y se marcha ya de vuelta a casa, porque está concentrado con la selección y no volverá hasta que finalice el Eurobásket. Salin fue sido presentado este martes al mediodía en el campus, bajo un sol de justicia y más de 200 chavales que le aplaudieron y vitorearon, y le cantaron el himno del club.

Salin, que llevará el histórico número 10 en la camiseta malagueña, habló en inglés, y se mostró muy feliz. Con él, el Unicaja incorpora un «microondas», un jugador capaz de cambiar las dinámicas de los encuentros con defensa y triples. «Estoy muy feliz por estar aquí, tengo la ilusión de hacerlo muy bien y mejorar lo que hizo el equipo la pasada temporada. Estoy deseando comenzar cuanto antes, puedo aportar intensidad defensiva y un buen tiro de tres, intentar cambiar los partidos cuando estén en mala dinámica con mi intensidad», explicó el jugador.

Tras dar el salto al baloncesto de elite en Liubliana, el Herbalife le fichó dos años y medio y ahora llega a Málaga. Salin se definió como un jugador que ayudará siempre al equipo. «Joan (Plaza) hace mejores a sus jugadores. Yo estoy en una edad en la que todavía puedo mejorar, estoy en el mejor momento de mi carrera. Ya jugué la Euroliga y deseaba volver. Estar aquí significa que he hecho un buen trabajo para volver a estar en Euroliga», resumió el escolta.

Salin saludó a los chicos del campus, posó con su flamante número 10 y ahora vuelve a casa. Le espera el Eurobásket. Y después, Málaga, donde ha fichado por dos temporadas, con un corte el próximo verano.