Todos hemos de hacernos el cuerpo a que el Unicaja va a perder muchos partidos esta temporada. Bastantes más que la pasada en Eurocup. El Unicaja palmó ayer en Madrid, al igual que lo hizo por la mañana el FC Barcelona, contra el Estudiantes. Los otros dos de Euroliga ganaron en los últimos segundos. Sobre la bocina lo hizo el Baskonia ante el Gipuzkoa en su casa del Buesa y con mucho sufrimiento sacó adelante su partido el Valencia Basket en Murcia. Es lo que hay. Y a ello habrá que acostumbrarse. Palmar (cuando se palme) y pensar desde ese momento en mejorar, en corregir errores y en el próximo envite. Que, en caso del Unicaja, será este mismo miércoles, en el Carpena, ante el Brose Baskets alemán. Y luego, el viernes, también en Euroliga, en Valencia. Y el domingo llegará a Málaga el Estudiantes.

Esto es muy largo, cada semana habrá dos y hasta tres encuentros. Y digo que haría mal la parroquia verde en arrancarse los pelos uno a uno por ver caerse al equipo. Lo hará, una y otra vez. Lo que sí que hay que pedir (perdón, exigir) es que tras cada caída, el Unicaja se levante. Al unísono. Que sea competitivo. Que saque carácter, raza y ganas. Que tenga actitud. Que tenga lo que hay que tener. Como hizo en El Pireo el viernes, donde no tuvo un buen día en el tiro y estuvo desacertado, pero luchó y buscó opciones interiores. Que es lo que no hizo, por ejemplo, ayer por la tarde en Madrid. Estuvo mal el equipo. Mal de verdad. Jugó cuatro ratitos puntuales y se dejó ir. Permitió a un Real Madrid muy mermado por dentro jugar a su antojo. No hubo ni atisbo de reacción y dio el primer petardazo de la temporada 2017/18. Lo que no había sucedido ni con el campeón de la Euroliga (Fenerbahce) ni con el subcampeón (Olympiacos) sí pasó en Madrid. Y no ante el Madrid de Llull y de Randolph. Sino ante el Madrid, con todos los respetos, de Radoncic y Yusta.

¿El principal problema? Defensa y puntería. Porque, aunque parezca mentira, el Unicaja, que perdía ya en el último cuarto por casi 30 puntos (84-57), tiró más veces a canasta que el Madrid. Eso en baloncesto es una garantía de que te llevas el partido o vas a estar peleándolo. El Madrid lanzó 41 tiros de dos y 23 de tres. El Unicaja lanzó 40 veces de dos y 25 de tres. Y tuvo más tiros libres (16 a 22). Rarísimo de explicar la diferencia sólo viendo números. Pero claro, esto no son estadísticas. Son sensaciones.

Y lo que ocurrió en la pista es que el Unicaja no defendió un pimiento. Le permitió al Madrid jugar su baloncesto. Y el Unicaja fue incapaz de hacer daño dentro, donde el equipo blanco sólo tenía sanos a Gustavo Ayón y Felipe Reyes. De hecho, su «cuatro» titular en el primer y el tercer cuarto, en el que al Unicaja le saltaron las costuras, fue Dino Radoncic (28:14 minutos), el MVP del Adidas Tournament de la Euroliga que se celebró en Coín.

Llamó la atención la mala puesta en escena del equipo. Recibió un 14-0. Y como si oyera llover... Luego reaccionó. Dani Díez tuvo buenos minutos y entre McCallum, Carlos Suárez y Augustine se llegó incluso a empatar: 40-40. El descanso llegó con 45-40.

Lo que sucedió después fue lo que descolocó a todos. El Unicaja fue un muñeco roto en manos del Madrid de Rudy Fernández. Plaza se la jugó por un quinteto raro, apostando por la defensa, con Alberto, Salin, Waczynski, Brooks y Augustine. Y la cosa no salió bien. Al revés. Fue una pesadilla. Plaza, además, tuvo poca paciencia con algunos jugadores. Y, con 20 abajo, puso a los que teóricamente sí van a tener que sacarle las castañas del fuego, como McCallum, Nedovic o Shermadini. El desastre fue dantesco y bordeó los 30 abajo (84-57). Sin plan y sin guión. Sin jugar por dentro para tratar de sacar ventajas. Así que el maquillaje final dejó el partido en 99-85.A vueltas con las rotaciones

La lectura de la semana es la que es: dos derrotas. Pero no hay que olvidar llegaron dos triunfos (Fenerbahce y Betis). Y que ahora llegan, de un tirón, Brose, Valencia y Estudiantes. Doctores tiene la iglesia y la escaleta de Plaza, en esta temporada tan cargada, debe ser clara. Claro que uno ve en el banquillo a Dragan Milosavljevic y Dejan Musli y se le caen dos lagrimones como puños. Sobre todo, porque ambos fueron de los mejores en El Pireo. Y porque si Plaza quiere darle descanso a Milosavljevic tras el Eurobásket, no hubiese tenido problemas de cupos para dar entrada a Musli. Que está hecho un cañón. Hay 15 cambios y sólo se ha hecho uno (las lesiones no cuentan). Lo de Musli, viendo además los problemas de adaptación de Shermadini y que a Viny aún le falta un trecho, carece de razón baloncestítica. Hay que tener mucho cuidado, porque las rotaciones las carga el diablo.