Con paso lento, pero firme. Así es como los ingenieros definen la labor fundamental de ayer, después de que durante la madrugada el terreno demostrase para la apertura del túnel horizontal ser mucho menos estable de lo deseado. El cuarto día desde la caída de Julen al pozo se empleó una vez más en preparar la apertura de las vías hacia el pequeño. Pero con la certeza de que el camino elegido es el correcto, como señalaron a este periódico los propios técnicos que coordinan el dispositivo de rescate.

La apertura en sí del túnel reseñado y de un pozo paralelo al existente no comenzó hasta el anochecer. Porque antes se construyeron dos plataformas para solventar las dificultades que había arrojado la orografía del terreno en esta parte del Dolmen del Cerro de la Corona, situado a medio camino entre Totalán y la barriada malagueña de Olías.

Fue un día en el que espeleólogos también dieron luz en forma de confirmar que hay una oquedad de unos 15 metros bajo el tapón del pozo que impide observar el lugar exacto en el que está el niño. Ahí debe haber suficiente oxígeno, a juicio de los mismos, como para que pueda «permanecer diez días vivo». De los testimonios negativos de la primera hora, «porque no hay un terreno estable que permita avanzar con la rapidez deseada», se pasó a esa nueva esperanza pronunciada en rueda de prensa por el presidente de la Federación Andaluza de Espeleología, José Antonio Berrocal.

La Guardia Civil insistía además en que entre hoy y mañana va a poder entrar en acción la recién llegada, el martes al anochecer, Brigada de Salvamento asturiana, especialista en rescates bajo suelo y con larga trayectoria en el ámbito de la minería. Berrocal, acerca de que el menor hubiese caído de pie, matizaba que se trataba de la peor de las opciones, «pero debemos confiar en que dado el terreno que hay el tapón, sabiendo que debajo no hay agua, sea permeable y pueda dejar pasar oxígeno hasta Julen».

Medidas de los nuevos túneles

En los dos túneles que se ejecutan desde anoche se trabaja a destajo hoy y de manera paralela, como decidió ayer el equipo asesor, formado por ingenieros y empresas especializadas, «para acelerar en lo posible el rescate de Julen». El representante en Málaga del Colegio de Ingenieros de Caminos, Ángel García Vidal, explicó que por ahora se ha descartado la succión del tapón, por lo que ha acudido a la ejecución del túnel horizontal y de un pozo paralelo «para tener dos puntos de acceso, en caso de que falle uno de los dos».

Para el segundo se desarrollaron durante buena parte de este miércoles las obras «para preparar una plataforma de trabajo», que bajará 30 metros la cota respecto a la superficie. Desde ahí se abrirá un túnel vertical de 1,2 metros de diámetros que irá paralelo al lugar donde se encuentra Julen y que tendrá una longitud de 50 metros.

El objetivo es descender hasta situarse por debajo del tapón que bloquea el acceso. En dicho punto se empezará a excavar a mano una galería de cuatro metros de longitud, con la ayuda de la Brigada de Salvamento, para conectar ambos pozos y acceder a la oquedad de unos 15 metros, según el georradar, donde se encontraría Julen desde el pasado domingo.

A la vez se iniciaron al mediodía de ayer los trabajos para poder abrir el túnel horizontal, que se perforará con una inclinación de 15 grados, «para abrir una segunda vía de acceso al pozo de Julen». Esto también requirió de la creación de otra plataforma de trabajo, según relató García Vidal.

El representante del Colegio de Ingenieros de Caminos en Málaga no quiso aventurar ningún plazo exacto de ejecución y mantuvo las previsiones amplias, de entre 24 a 48 horas, «por la complicada orografía y geología de la zona, que complica su ejecución», reiterando la necesidad de velar por la seguridad de los que trabajan en el rescate e impedir posibles desprendimientos dentro del pozo donde está Julen.

Anoche se superaban las 80 horas de labores de coordinación y de ejecución de trabajos previos, pero abundaron los técnicos en que todo ese tiempo ha sido necesario. «Estamos ante una situación inédita que ha requerido de un trabajo previo significativo, al objeto de conocer bien a lo que nos enfrentamos», matizaban.

Es una cuestión que los lugareños subrayaban en el pueblo el pasado lunes. «Ahí es difícil saber si se toca en hueso o el terreno es suelto», argumentaba un agricultor de la zona durante las primeras horas de rescate tras ser preguntado por este periódico.

Listos para hacer su trabajo

Más allá de esos obstáculos orográficos, de la construcción de las plataformas que ayer retrasaron el inicio de la apertura con maquinaria pesada de las dos vías hasta Julen, los que con certeza saben de todo lo que les aguarda, nada más entrar en acción, son los integrantes de la experimentada Brigada de Salvamento Minero de Hunosa.

Ayer los propios coordinadores del dispositivo técnico remarcaron que se trata de personas que acumulan más de un siglo de actuaciones, si se tiene en cuenta el legado que heredaron de anteriores brigadistas. Son expertos en «acudir a la desesperada para salvar vidas en minas y túneles de los que siempre son los últimos en salir».

Dos ingenieros, dos técnicos y cuatro brigadistas se han sumado a los equipos que trabajan para acceder al lugar donde se supone que puede encontrarse el menor, a unos 80 metros de profundidad y debajo del material compacto el primer día de trabajo. La Brigada se creó en el año 1912 a instancias de la empresa Duro Felguera y a la que se fueron sumando otras compañías con el objeto de unificar las pequeñas brigadas de cada una y dotarlas de mejores medios para aumentar su eficacia ante los accidentes.

Tras la progresiva desaparición de las explotaciones de carbón, la hullera pública Hunosa asumió en su integridad la gestión y el mantenimiento de un equipo ahora formado por una quincena de brigadistas que mantienen su sede en las instalaciones del pozo Fondón, ya cerrado al igual que el resto de minas de la empresa salvo el pozo San Nicolás, y sede además de su archivo histórico.

Como matizaron fuentes de la empresa, en esas instalaciones permanece de retén una brigada de diez de sus mineros para actuar ante emergencias como la de esta semana en Totalán y realizar simulaciones, dado que el conjunto de sus integrantes, todos ellos voluntarios, simultanean esa labor con su trabajo habitual en los pozos.

Al margen de los rescates mineros, la brigada ha sido requerida para operaciones de salvamento en túneles o cuevas y está especializada además en actuaciones en espacios confinados con atmósferas irrespirables. Así los integrantes de la misma colaboran como formadores para los Tedax de la Policía Nacional, especialmente en microvoladuras controladas. Ayer precisamente se remarcó que no cabía voladura alguna en el pozo porque en este caso podría correr peligro la vida del pequeño Julen.