Dos algoritmos eligieron Torrox y Cancún

¿Qué tienen en común un destino turístico de dimensiones globales como Cancún y el término costasoleño de Torrox? Alguien podría decir que la ciudad mexicana es a Torrox-Costa como Playa del Carmen a El Morche, el núcleo torroxeño situado a escasos kilómetros y también famoso por sus dunas. El paralelismo podría venir asimismo de que Punta Maroma está muy cerca de Cancún y que la cima de La Maroma corona la comarca axárquica donde se halla el término torroxeño. Pero lo que pocos acertarán es a descifrar que ambas urbes turísticas nacieron hace medio siglo gracias a dos algoritmos que descifraron cuáles son, respectivamente, «los lugares con mejor clima» de todo el Caribe y del mar Mediterráneo.

En el caso del destino caribeño, la población era de 100 personas hace 50 años. Casi las mismas que había en el entorno de Torrox-Costa, junto al Faro de Torrox a finales de los sesenta. Cancún era antaño de las zonas más pobres de México, con unas extrañas dunas de arena y una costa llena de pantanos con multitud de serpientes en sus proximidades. El Gobierno mexicano recuerda este año que en 1968 usó algoritmos, primigenios modelos computarizados e implementados por los mejores cerebros de entonces, al objeto de localizar un espacio con temperaturas medias muy templadas, poca probabilidad de huracanes y precipitaciones medias sin picos que fuesen excesivos.

Y fue justo por entonces cuando un acuerdo entre el Gobierno español y el alemán, para dotar al segundo de un lugar donde experimentar con variedades agrícolas inéditas en Europa, permitiese poner en marcha la búsqueda del mejor enclave de todo el Mediterráneo para desarrollar una estación experimental. Este último aspecto fue el motivo por el que aquellos pioneros de la investigación germana en la Costa del Sol, después de analizar kilómetros y kilómetros de costa por desarrollar, idearan la posibilidad de construir una colonia alemana en tierras malagueñas.

Fue dicho y hecho. Sólo unos años después de desarrollar en el vecino término de Algarrobo un instituto alemán para la investigación agrícola, en la finca de La Mayora, a pocos kilómetros se empezó a diseñar un conjunto de macroedificios para la época que hoy se mantienen como Centro Internacional de Torrox-Costa, justo en el entorno de los yacimientos romanos de la antigua Caviclum.

Torrox ha conservado durante cerca de medio siglo una cuota de residentes alemanes extraordinariamente alta, gracias a aquel algoritmo por el que aún se promociona para sus potenciales visitantes como «municipio del Mejor Clima de Europa». Con más de 3.000 ciudadanos teutones en su padrón (uno de cada seis), alberga la mayor comunidad alemana de toda la Península.

Los expertos consideran que otros 3.000 pasan todo el año en este término sin figurar en los censos oficiales o que cada año son unos 20.000 los que lo visitan al menos unos días. Así, los buscadores en internet son también testigos directos del paralelismo entre esta localidad malagueña y Cancún. En Alemania son millones los ciudadanos que conocen Torrox, debido a que el término está bien posicionado, por su tradición como destino de primer orden y también por la traducción literal de ese reclamo del «Mejor Clima» del continente: «Beste Klima Europas».

Ocurre algo parecido cuando un estadounidense escribe en internet dónde pasar sus vacaciones sin riesgo de huracanes o con las temperaturas más suaves de todo el Caribe. Pero qué papel ha jugado la prensa en el desarrollo de uno y otro enclave. Fue fundamental. El lema promocional del «Mejor Clima de Europa» es utilizado por el Ayuntamiento torroxeño desde los ochenta. Con su apertura a las ferias de turismo internacionales empezó a dar cuenta a los medios de comunicación de toda Europa de lo que dos décadas antes habían descrito los ingenieros alemanes liderados por el profesor Hans-Dieter Wienberg, que en febrero de este mismo año fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Málaga (UMA).

Y hace justo 50 años fue decisiva asimismo una publicación sobre Cancún en The New York Times, donde se describía cómo a finales de los sesenta el Gobierno mexicano, con la intención de impulsar el sector turístico y la economía del país, analizó multitud de estadísticas que comparaban potenciales destinos con ubicaciones como Miami o Acapulco. Los funcionarios públicos recorrieron unos 10.000 kilómetros de costa mexicana para inspeccionar personalmente las playas y empezar a revolucionar un tramo que, justo como en Torrox-Costa, permanecía prácticamente virgen.

La Mayora, como semilla para atraer a los alemanes

Un acuerdo entre el Gobierno alemán y el español propició allá por 1961 la configuración de la finca experimental La Mayora, a apenas unos kilómetros de Torrox-Costa y ubicada en el término vecino de Algarrobo, como lugar donde poder analizar la viabilidad de nuevas variedades hortofrutícolas en Europa. De ahí partieron los primeros fresones andaluces, luego aclimatados a la provincia onubense, o los aguacates y mangos que hoy constituyen una importante fuente de ingresos para toda la comarca de la Axarquía.

Al calor de dichos avances se impulsaron unas primeras colonias de residentes alemanes, atraídos porque los cientíticos de origen teutón habían encontrado en el entorno torroxeño las localidades costeras con «el Mejor Clima de Europa». No es extraño que medio siglo más tarde aún permanezca Torrox como el municipio peninsular con más número de residentes de origen alemán empadronados, en concreto más de 3.000.

La buena meteorología y los encantos de su entorno también hicieron popular a otra localidad vecina de Torrox, en concreto a Nerja. El director de la mítica serie Verano Azul, Antonio Mercero, analizó la conveniencia de rodar en el término nerjeño la producción de RTVE después de elaborar una larga lista de enclaves costeros. El clima fue también decisivo porque ante sí vendrían largos meses de rodaje y habría que emular el calor veraniego en pleno invierno.

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