Primera tarde de toros ayer en La Monumental tras la aprobación de la prohibición de la Fiesta en Cataluña; otra jornada más, el epicentro simbólico del debate nacional, del «toros sí, toros no» en que llevamos inmersos varias semanas. Los toreros hicieron su trabajo: Miguel Tendero reivindicó el arte de la lidia con una faena extraordinaria indultando el tercer toro de la corrida, el primero de su lote. Los antitaurinos y los protaurinos, también: de nuevo se concentraron a las puertas de la plaza barcelonesa, de nuevo convirtieron el debate en un intercambio de insultos e improperios –aunque sin incidentes–.

Dentro de la plaza, mucha emoción y reivindicación. Los tres diestros que integraban el cartel de la tarde –Tendero, Juan José Padilla y Curro Díaz– y los trabajadores de la plaza leyeron un manifiesto, en catalán y en castellano, en contra del veto a la Fiesta. «Exigimos garantías para ejercer el derecho al trabajo y el derecho a asistir a un espectáculo que forma parte de nuestra tradición y nuestra cultura. ¡Por la libertad! ¡Viva la fiesta taurina!», concluyó la proclama.

Los tendidos, más llenos que de costumbre: el portavoz de la Plataforma para la Promoción y la Difusión de la Fiesta, Luis Corrales, aseguró que el aforo de la Monumental en la tarde de ayer fue «bastante más elevado» respecto al de otras tardes de agosto, hecho que atribuyó a la aprobación del veto la pasada semana. «Muchos aficionados locales han querido venir a dar su apoyo, incluso estando de vacaciones», zanjó. Aún así, La Monumental registró media entrada.

La tarde tuvo a un protagonista: el toro Rayito, un valdefresno indultado por Miguel Tendero, número 23, negro de capa, nacido en enero de 2006 y que dio en la báscula 535 kilos, se encuentra ya de vuelta en los corrales de la plaza de toros de Barcelona. Un gesto de gran carga de sensibilidad por parte de los aficionados y del presidente, al perdonarle la vida a un buen toro de esta vacada salmantina que, sin llegar a ser toro completo en el caballo, fue un torrente de embestidas en el último tercio.

Protestas

Fuera de la plaza, lo habitual. Una treintena de antitaurinos se manifestaron frente al coso, mientras otra treintena de aficionados a la fiesta hacían lo propio en la acera de enfrente.

«Es una provocación que vengan a manifestarse cuando ya han conseguido lo que querían», aseguraron fuentes de la Plataforma en Defensa de la Fiesta. «Estaremos aquí hasta que dejen de torturar animales», respondió el organizador de las concentraciones, Lluis Villacorta, que se manifestó con el cuerpo pintado de rojo, como lleva haciendo durante los últimos seis años.

Mientras que en el exterior de La Monumental el ambiente era tenso, aunque sin incidentes, dentro de la plaza se respiraba tristeza e indignación. Los aficionados se pusieron en pie cuando la banda interpretó el himno de Cataluña y gritaron «libertad, libertad» en cuanto vieron aparecer a las cuadrilla. Y entre ellos, un aficionado muy especial, el torero Serafín Marín, uno de los más activos en contra del veto: «Muchas veces he dicho que si las cosas seguían así tendría que irme de Cataluña, pero ahora no pienso irme porque mi tierra me necesita».