La artista suiza Sylvie Fleury ironiza sobre el desasosiego que en ocasiones llevan aparejados el consumismo y el mundo del lujo en su primera exposición en España, que abrió sus puertas ayer en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga.

Bolsos de la marca Chanel tiroteados, uñas postizas y horquillas gigantes, un mono de piloto de Fórmula 1 femenino, letreros de neón o neumáticos y carritos de hipermercado dorados son algunos de los objetos que Fleury utilizó en sus instalaciones.

La creadora admitió ayer, en conferencia de prensa, que desde sus primeras exposiciones, allá por los años 90, surgió una «controversia» por utilizar productos del mundo del lujo, aunque aseguró que la elección de esos objetos «fue espontánea», ya que están en el modo de vida actual y en la sociedad. «Siempre quise mostrar las cosas con la máxima libertad, sin perseguir ningún tipo de moralismo en esa crítica», subrayó Fleury, quien destacó que sólo pretende emplear «elementos que son importantes en nuestra sociedad», pero «sin buscar ninguna reivindicación ni activismo, ni a favor ni en contra».

Materiales

La frecuente utilización de cromados y espejos está relacionada con la idea de «reflejar la realidad» que tiene la artista suiza, quien prefiere que el espectador llegue a sus propias conclusiones y que cada uno se encamine hacia la respuesta que le sugieren sus obras.

Fleury (Ginebra,1961), que desea dar «un toque de divertimento y humor» a sus composiciones, consideró que sus obras reflejan asimismo que «el mundo está lleno de contradicciones», y es que, en su opinión, «si todo siguiera unas pautas, el mundo sería muy aburrido».

En el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga se exponen también una serie de cuadros rectangulares decorados con pintura para coches y llenos de abolladuras y rayaduras, conseguidas al hacer chocar un vehículo contra las obras, algo con lo que la artista suiza deseaba demostrar «que los accidentes también existen», explicó durante la rueda de prensa.

Cuando a Sylvie Fleury se le pide que defina su arte, remite al título de una de sus primeras obras, C'est la vie (Así es la vida), o a uno de los letreros de neón que se muestran en Málaga, que con grandes caracteres reza Yes to all (Sí a todo).

Para el director del CAC Málaga, Fernando Francés, la mirada de Fleury sobre el mundo contemporáneo, «llena de ironía y sentido del humor, no evita una ácida crítica sobre el modelo instaurado por los medios de comunicación y el poder económico de lo que representan los grandes tópicos del consumismo, la belleza, la sexualidad o las marcas».

Lujo y frustración

Esta muestra, que resume los últimos veinte años de la creadora suiza, es una reflexión sobre el eterno desasosiego que acompaña al consumista actual, que ansía comprar cada vez más cosas y cada vez más caras.

Fleury se refiere a ese consumista que, cuando no puede subir un nuevo peldaño, siente una cierta frustración y, cuando lo consigue, ya no tiene otro objetivo que perseguir y sufre una decepción.

A principios de la década de los 90, Fleury se convirtió en una figura clave del panorama artístico internacional gracias a su obra Shopping Bags, con la que hizo llamar la atención de los espectadores sobre los mecanismos que nos impulsan a desear constantemente determinados objetos de consumo.

Desde entonces, su trabajo se ha expuesto en galerías de arte y museos de todo el mundo y sus piezas forman parte de las colecciones de grandes centros.

El CAC de Málaga mostrará las creaciones de Sylvie Fleury hasta el próximo 12 de junio.