Finalmente, el tijeretazo llegó a los conciertos convocados por la Fundación Unicaja, en la María Cristina. Aunque aún es pronto para conocer cómo se va a reflejar en la calidad de los ciclos e intérpretes para la próxima temporada, lo que si es ya cierto es que hasta final de ésta, el habitual programa de mano ha sido sustituido por un ridículo díptico, hoja simplona, triste y malasombra. Al detallito, se une la noticia sobre los cambios en la financiación de la OFM, atragantamiento que nos desayunamos esta semana, a los sones de y tu más de consejero y concejal.

Una polémica que entra en el corazón de la institución de la OFM y el resto de orquestas andaluzas, con el peligro de herir a colectivos en la estabilidad de sus plantillas y la sensibilidad de los aficionados. En fin, el maestro Ciruela que sin saber leer puso una escuela… Parafraseando a Trapiello, desconfiamos de los hunos y de los hotros.

Picasso, el genio que llena la ciudad de modernidad y es la gran apuesta cultural contó, el pasado sábado, con un concierto homenaje, bajo la atenta batuta del titular de la OFM, el maestro Colomer, quien nos propuso un programa centrado en la ebullición de las vanguardias del París que acogió piezas de Stravinsky, Milhaud y Falla. También, la ciudad del Sena fue el destino del Picasso que ilustra el ballet de Falla.

El sombrero de tres picos. La primera parte del programa se abrió con el soberbio Concierto en mi bemol (Dumbartom Oaks) inspirado en los Conciertos de Brandenburgo, del cantor de Leipzig. Constituye uno de los ejemplos más destacados del período neoclásico de Stravinsky, para lo que dispone de una particular orquesta de cámara donde destacan los contrastes entre vientos y cuerdas, o la elaborada orquestación de la partitura estructurada en la forma animado, lento, animado, acentuado por cierto sentido danzante que proporciona ligereza y originalidad.

El ballet, gran protagonista, cerró la primera parte con una obra estrenada en 1923 y escrita por D. Milhaud, La création du monde. En ella, el músico francés ahonda sobre un mito africano que rodea de una pequeña orquesta, en la que incluye batería en la percusión, y en los metales un saxofón para desarrollar temas de claro corte jazzístico y afroamericanos. Versión la de la OFM brillante y claramente expuesta. Una primera versión de El corregidor y la molinera, embrión de El sombrero de tres picos, ocupó toda la segunda parte de este concierto, que sirvió de lucimiento para los atriles, desplegando una versión llena de colory dinamismo entre las distintas secciones del pequeño conjunto que dispone el autor gaditano.

Filarmónica de Málaga Sala María Cristina

Programa: Concierto en mi bemol (Dumbartom Oaks), de I. Stravinsky; La création du monde, op. 81a, de D. Milhaud y El corregidor y la molinera, de M. de Falla.

Solista: Cecilia Gallego. Director: Edmon Colomer