David Otero Martín (Madrid,1980) es El Pescao, artista que lleva año y medio sin bajarse del pedestal del éxito. Y lo ha logrado con «Nada-lógico», su primer álbum en solitario tras dejar El Canto del Loco.

Llegar y besar el santo.

También ha sido una sorpresa para nosotros, porque, la verdad, no esperábamos ese disco de oro.

Aunque hay un largo trabajo detrás de ese álbum.

Se cuidó al máximo, para disfrutar todos. Mi enfoque ha sido siempre chiquitín, y así queremos seguir. Aunque hayamos vendido muchos discos y la gira haya sido muy larga, que mantendremos durante este año, ese éxito no cambia nuestro concepto de lo que somos y hacia dónde vamos.

¿Cómo presentaría las canciones de Nada-lógico a alguien que no conoce el álbum?

Creo que es un pop de muchos estilos, con referencias diferentes, que circula hacia muchos lados. Varía mucho en sus ritmos. Pasa, por ejemplo, de un pop más latino al pop-rock e incluye también canciones más detallistas, más sencillas. Todo eso queda, creo, coherente, porque refleja la personalidad de quien lo hace. Es un poco como soy yo, que paso de la música a la escritura o a la pintura. Me gusta hacer cosas distintas en esta vida y eso se refleja, me parece, en mi música.

Tiene fama de polifacético, de no centrar su campo de intereses sólo en la música.

No soy maestro de nada y sí aprendiz de todo. Me gusta escribir y estoy en Facebook, donde a veces cuelgo mis historias, pequeños ensayos; también me gusta mucho pintar, por ejemplo.

¿Se siente más libre ahora que con El Canto del Loco?

Lo que pasaba con El Canto..., al final, es que, debido a nuestro éxito, veíamos que había un acecho que no nos gustaba nada. No por parte nuestra, sino de pajaritos que picotean en torno al triunfo. Nos daba ya mucha pereza continuar con esa estructura: a ver cuántos discos vendemos, cuántos conciertos damos... Llegó un momento que dijimos: «Vamos a hacer algo más pequeño, cada uno por su lado, y manejarlo cómo nosotros creamos». Estamos contentos y nos llevamos muy bien.

¿Mantiene la sintonía con su primo Dani Martín?

Sí, sí. No ha sido una cuestión personal, sino de marcarse objetivos en la vida. Después de doce años de giras tienes ganas de cambiar, de hacer otras cosas.

¿Necesitaba una cierta libertad?

Siempre me he sentido libre, pero no es lo mismo trabajar solo que en grupo, que es siempre una conjunción de ideas. Todo es bonito.

¿El nombre «El Pescao» es elección o es imposición?

Aquí no hay imposiciones, porque el proyecto circula sin una discográfica al lado que marque las cosas. Es la condición de partida.

Hay en usted una preocupación por las nuevas maneras de comunicación. ¿Hay un anquilosamiento en el mundo musical?

Está anquilosada la industria, creo yo, mientras que la actitud de la gente que hace música es, por el contrario, mucho más creativa. A mí me interesa estar conectado con aquellos a los que les gusta lo que hago. Es una herramienta útil y, sobre todo, libre de intermediarios. Hay que estar abiertos, a lo convencional y a lo alternativo. Y es que no hay garantía de que haciendo las cosas de una manera u otra te vaya a ir bien.

¿Qué está preparando, tras el gran éxito de Nada-lógico?

Hay cosas nuevas y sacaremos algunas antes de finalizar la gira, allá por octubre. Cada vez creo menos en la fórmula clásica de disco, así que me gustaría ir sacando canciones y dándolas a conocer, ya veremos cómo. Lo cierto es que siempre estoy componiendo.