El músico galés John Cale (1942) regresa hoy a Málaga –Auditorio de la Diputación Provincial de Málaga–. Cale es una verdadera leyenda: Lou Reed y él fueron los padres de la Velvet Underground, una de las mejores bandas de la historia. Cale, ya en solitario, firmó discos tan prestigiosos como Paris, 1919, 23 solo pieces pour la naissance de l´amour o la banda sonora de la película española Antártida, de Manuel Huerga. El músico contesta a las preguntas de La Opinión a través del correo electrónico.

¿Qué importancia tuvo para su carrera su paso por el conservatorio, el aprendizaje académico?

Muy importante. Mi formación clásica me permitió dar forma a mi trabajo como músico. Fomenta una estricta ética del trabajo que te obliga a ser perfecto cada día. Pienso que esa ética fue la que me ayudó cuando colaboré con La Monte Young, aquellos ensayos con la viola drone eran de varias horas largas al día. Estuvimos dos años así hasta encontrar el sonido que, más tarde, aplicamos en la Velvet Underground.

Entonces, ¿cree usted que el rock debería ser materia de estudio en todas las escuelas de música?

Es bueno estudiar cualquier tipo de música en los conservatorios.

Usted toca muchos instrumentos, pero siempre aparece detrás de un piano. ¿Se siente más cómodo?

Realmente, depende de muchas cosas. Cuando grabo mis discos me gusta tocar la mayoría de los instrumentos, incluyendo la creación de bucles de ritmo y de grooves [bases de ritmo]. Cuando toco en un concierto lo hago tras un teclado con varias cajas y algunos efectos especiales. Tal vez estas cajas no se puedan ver. Por supuesto, también me gusta la guitarra.

¿Qué significa para usted ser un músico profesional?

Es mi vida, lo que sé hacer y lo que yo soy.

¿Cuándo decidió que la música sería su profesión?

Cuando tenía 12 años y escribí una canción para la BBC Radio. Eligieron mi pieza y yo tenía que interpretarla en vivo ante un auditorio. Cuando llegué al escenario, los de la BBC habían perdido mi partitura. ¡Estaba aterrorizado! Como no quería decepcionar a mi madre, me senté delante del piano y me puse a improvisar. Salió muy bien. Pensé para mis adentros: «¡Guau! Esto es muy fácil. Yo quiero que ésta sea mi profesión».

¿Qué le supone eso de pertenecer a la Orden del Imperio Británico (OBE)?

Es raro. No soy miembro de ninguna sociedad secreta o de otra organización por el estilo. ¿Que qué significa? Lo acepté porque sé que mi madre se sentiría orgullosa de que su pequeño hijo galés hubiera logrado algo que ella comprendía, porque ella lo que no entendía de verdad era el rock o las vanguardias.

¿Cómo se ve Europa desde el otro lado del Atlántico?

Europa siempre será un lugar especial para mí. No importa el tiempo que lleve viviendo en los Estados Unidos, siento que tengo una mentalidad más europea que norteamericana.

¿Son sus discos tan intelectuales como los críticos dicen?

No lo sé. Leo mucho. Me apasiona enterarme de las noticias y novedades políticas; la tecnología es una adicción y leo al menos 4 o 5 novelas cada semana, así que tal vez escribo sobre cosas diferentes de las que suele escribir un rockero. Ésta es una pregunta extraña.

¿Atiende usted a la crítica musical?

No puedo preocuparme por ello. Lo único que debo hacer es ser muy honesto con mis canciones. Eso es lo único que me importa.

Compuso la banda sonora de Antártida, una película pequeña con un director novato. ¿Qué hacía en aquel proyecto?

Siempre me ha gustado componer para películas. Todavía lo hago cuando tengo tiempo. Manuel Huerga parecía tener una idea muy interesante para su primera película, así que dije que sí y me siento muy orgulloso de haber trabajado con él.

¿Cuando escucha por la radio a la Velvet Underground se siente más joven?

Siempre es bueno saber que bandas jóvenes aprecian el trabajo que hicimos hace tantos años. Me gusta mucho ver también a tantos jóvenes fans en los conciertos que hago de un tiempo a esta parte.