Síguenos en redes sociales:

Lo cotidiano

La térmica

Cuando camino por el paseo marítimo de mi barrio, ese que anda pegado a la playa de la Misericordia, suelo pararme en la chimenea que allí reposa su sueño y miro al mar infinito. No puedo dejar de pensar, en ese preciso momento, que aquí yacen otros sueños, los de aquellos primeros hombres y mujeres que fueron pioneros en muchas cosas, desde fundar una ciudad hasta forjar un tejido industrial en el sur más europeo, ese donde precisamente la chimenea comenzó su tiempo.

Mirando al mar, me doy cuenta de que formamos parte de la última orilla. Somos por un lado, el final de casi todo, pues aquí se acaban territorios y espacios, pero a la vez somos puerta de muchas cosas, pues aquí comienzan prospectos y nuevos recorridos en la vida de diario. Somos principio y fin de muchas cosas, somos el rebalaje de los sueños.

Málaga sueña con ser un referente cultural europeo, desde luego, un camino muy largo y sinuoso por recorrer pero a todas luces ilusionante. Empezó adecentando su casco histórico, -en realidad queda todavía mucho por hacer, pero que no dudo de que se terminará haciendo-, después se convirtió en ciudad de museos, casi al mismo tiempo en que grandes grupos de turistas cabalgando sobre enormes cruceros, ya no pasan de largo, a la búsqueda de sueños y lugares donde se ha dormido el tiempo y ahora, en un salto hacia adelante de imprevisible vuelo, crea espacios de referencia, o al menos quiere intentarlo, modificando eso que todos conocemos como Centro Cívico y ahora se llamará La Térmica.

Desde luego, todo un proyecto ilusionante y una ocupación histórica del espacio histórico, aunque suene redundante, de la ciudad y a favor de la cultura contemporánea y la participación ciudadana. Ahora el barrio, el entorno y la ciudad tendrán que apostar por todo esto. Para empezar no se puede ser más ambicioso con el proyecto. Como el mar ha vuelto a llegar algo bello. En el 2013 comienza el sueño.

Pulsa para ver más contenido para ti