Exposición

María Blanchard: el Museo Picasso hace justicia con una pionera

El Palacio de Buenavista inaugura 'Pintora a pesar del cubismo', una exposición que reivindica la altura artística e innovación creativa de una mujer, una de las introductoras del cubismo sintético en nuestro país, olvidada por los libros de Historia del Arte por su género y despreciada también por su discapacidad

Una selección de 85 obras exprime la corta pero relevante trayectoria de una mujer que tuvo que librar diversas batallas personales y artísticas a lo largo de su vida 

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

Marie Blanchard nació en 1881, el mismo año que Pablo Picasso. Tenía, como el malagueño, talento a espuertas, una visión propia e intransferible de la vida y el arte, pero nunca la llamaron, como al autor de 'El Guernica', genio y los libros de Historia del Arte la olvidan aún sin misericordia. ¿Por qué? Sencillo: era mujer y, además, discapacitada. La santanderina nació con cifoescoliosis, una deformación en la columna que le hacía tener una prominente joroba y que marcó su carácter toda su vida. «Cambiaría toda mi obra por un poco de belleza», dijo una vez. Hoy, en tiempos en los que, afortunadamente, la sociedad persigue con ahínco olvidar las discriminaciones por género y por diversidad corporal, es el momento justo de conocer en profundidad la obra de la pionera del cubismo sintético en nuestro país. Y eso es justo lo que pretende el Museo Picasso Málaga en su nueva y formidable exposición temporal, 'Marie Blanchard. Pintora a pesar del cubismo', inaugurada este lunes y en cartel hasta el 29 de septiembre.

«El sistema del arte no atacó su obra; en realidad, fue piadoso, condescendiente con ella y la desconsideró», reflexionó este lunes José Lebrero, comisario de la muestra y exdirector del Museo Picasso Málaga, quien consideró, por lo tanto, que una exposición como ésta «tiene relevancia no sólo por el momento actual, en que se trata de arrojar luz sobre artistas no contempladas por la Historia, sino también por justicia museística». De hecho, la del Picasso es sólo la tercera retrospectiva de ambición completista realizada por una institución artística sobre la obra de la santanderina. Escaso bagaje expositivo para, en opinión de Lebrero, «la mejor artista mujer en la historia del cubismo» y «sin duda la mejor artista española de la primera mitad del siglo XX». 

Una visitante contemplando 'La comulganta'.

Una visitante contemplando 'La comulganta'. / Álex Zea

Recorrido

'Pintora a pesar del cubismo' inicia su recorrido con una estancia breve y de obras pequeñas, las de una primera etapa marcada por el arte de su momento, de esos finales del siglo XIX del costumbrismo, los temas literarios y los retratos de gitanas. 

Blanchard y su familia se trasladaron a Madrid, donde la joven se interesó aún más en la pintura- Pero pronto «empieza a no hacer lo que sus profesores, hijos del arte del siglo XIX, le decían», asegura el exdirector del Museo Picasso Málaga. El resultado, una obra moderna que fue recibida «muy negativamente» por la crítica. Decepcionada y sola, en 1909 decidió emigrar a París, la capital del mundo artístico. «Se integró en la ciudad, pero en el círculo de artistas cubistas todos eran hombres. Ella no sería ni modelo, ni musa, ni amante ni esposa de ellos», apunta Lebrero.

La segunda sección de la temporal nos muestra sus trabajos plenamente cubistas. María Blanchard y Juan Gris, muy amigos, fueron los introductores del cubismo sintético en el arte español. Las aportaciones a la corriente de la cántabra son impresionantes, como esa 'Composición cubista' de gran formato proveniente del Museo Reina Sofía o 'La dama del abanico', evocadora y hermosa. Por cierto, en el terreno el mystique y el rumor, se sospecha que hay colgados cuadros de Blanchard que alguien firmó en su momento como obras de Juan Gris para revalorizarlos en el mercado.

'Pintora a pesar del cubismo' finaliza con una tercera etapa dedicada al, digamos, post-cubismo, en la que Blanchard vuelve a cierto figurativismo aunque aplicando algunas de las aproximaciones dominadas durante sus viajes por las vanguardias. De ahí que una de sus piezas magnas de esos años, 'La comulganta', no pueda ser catalogable como costumbrismo, a pesar de ser el retrato de algo tan típico y tópico, tan poco rompedor, como una niña haciendo la comunión en una iglesia. El rostro de la pequeña, la posición de su cuerpo, los colores... Esto ya era diferente.  

Dicen quienes conocieron a María Blanchard (muchos de ellos llamaban «bebé» por su corta estatura) que fue una intelectual de articulado discurso, una mujer acogedora (muchos grupos de artistas terminaban muchas noches de farra en su piso) y, especialmente, una luchadora contra mucho. Lo escribió Federico García Lorca en su 'Elegía a María Blanchard': «Su lucha fue pinchosa como una rama de encina pero nunca fue resentida». Ojalá quienes se adentren en Pintora a pesar del cubismo y descubran el arte complejo, difícil de encasillar e innovador en varios momentos de Marie Blanchard logren con su emoción y asombro que, de alguna manera, la pintora, esté donde esté, pueda sentir «ese poco de belleza» que se le negó genéticamente. 

Picasso asistió al funeral de María Blanchard

Mucho en torno a María Blanchard sigue siendo un misterio: apenas hay testimonios fotográficos de la artistas, tampoco escritos de puño y letra. Por lo tanto, poco se sabe sobre su relación con Pablo Picasso, al que conoció nada más llegar a París y frecuentar los ambientes artísticos de la época. Sí se ha descubierto que el malagueño asistió al funeral de la santanderina, celebrado en París en 1932. El poeta chileno Vicente Huidobro, en una carta a su madre, escribió que Picasso dijo entonces: «Cómo va disminuyendo nuestro grupo batallador y heroico: Apollinaire, Gris, Satie.. Y ahora la pobre María».