Después de decenas de representaciones, ¿cuál piensa que es la vigencia de Sócrates?

Es de absoluta actualidad. El mejor ejemplo es la larga vida de este espectáculo, que fue creado por encargo para el Festival de Mérida y para representarse después en el Grec de Barcelona. La recepción del público fue de tal magnitud que la gira del montaje cumplirá un año.

¿Cómo se aborda el personaje de Sócrates?

No se trata de un espectáculo de arqueología en torno a la figura de un filósofo, sino que se centra en la figura del hombre. Se le da una pista al espectador desde el subtítulo, Juicio y muerte de un ciudadano. En la obra se narra lo que le sucedió a un ciudadano miembro de Atenas, la primera democracia que existió. Una democracia que ya dependía, como ahora, de las manos en que caía. Sócrates padeció la perversión de la democracia, una democracia mal entendida. Sócrates fue víctima de las malas prácticas supuestamente democráticas.

Entonces, ¿somos todos Sócrates?

[Risas] No sé si tanto. Ojalá todos tuviéramos su clarividencia y capacidad de razonamiento y pensamiento. Todos podríamos ser Sócrates porque podemos aspirar a la búsqueda de la verdad, que es lo que él buscaba y repetía siempre. La gente le decía, «eres un genio, un maestro», y él siempre respondía: «Soy un hombre que busca la verdad y por eso he de preguntar por qué. Sólo haciendo muchas preguntas puedes llegar al fondo de la cuestión». Eso sí podemos hacerlo. Ahora me vienen a la cabeza las imágenes del fragmento de la entrevista y las preguntas que le hacen al primer ministro de Islandia y éste se descompone cuando le preguntan por los papeles de Panamá.

¿Sócrates invitaba a hacer algo muy subversivo?

Sí. Invitaba a la gente a pensar por sí misma y que no se quedara únicamente con lo oficial. Sócrates fue acusado de corromper a la juventud porque invitaba a ésta a tener ideas contrarias a las oficiales. Entonces le organizaron un juicio para hacerle callar, porque estaba molestando al poder. El juicio a Sócrates fue en realidad un juicio contra la libertad de expresión.

¿Necesitamos más Sócrates en estos momentos?

stamos pasando un momento de mucha incertidumbre en nuestra democracia y quizá necesitamos figuras de un gran calado filosófico, moral y ético. Pienso que hay personas así, pero están retiradas en sus cuarteles de invierno y no están demasiado en primer plano. Y quizá no es el momento de estarlo. Hay grandes pensadores que podrían ayudar a la sociedad pero no sé si por un exceso de prudencia o porque la gente se te tira encima en seguida que dices algo diferente que no están excesivamente activos en el espacio público. Pero pienso que podemos encontrar a Sócrates en todos aquellos que de manera anónima colaboran a abrir los ojos a la sociedad. Por ejemplo, pequeñas asociaciones, ONGs o voluntarios. En ellos hay mucho pensamiento socrático.

¿No es significativo que quieran sacar la Filosofía de los planes de estudio?

Es muy grave. Los filósofos están arrinconados. Parece que pensar no sirve para nada, y creo que es muy importante enseñar a pensar. Que un Gobierno no se plantee esto es un signo más de los tiempos. Espectáculos como Sócrates es dar un poco de esperanza al pensamiento y una invitación a hacernos muchas preguntas.

¿Podemos tiene algo de Sócrates?

Podría decirse que, de entrada, cualquiera que alce la voz y llame a la gente a desenmascarar la corrupción tiene algo de Sócrates.

¿La duda es el gran enemigo del poder?

Sí. La duda y ponerlo en cuestión todo son los grandes enemigos de los poderosos. No recuerdo exactamente lo que decía el poema de Bertolt Brecht, pero venía a decir que el mundo se puede salvar si practicamos la duda. Pienso igual.