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Crítica de teatro

Espléndida comedia

Invencible

Compañía: Trasgo Producciones

Autor: Torben Betts

Dirección: Daniel Veronese

Intervienen: Maribel Verdú, Pilar Castro, Jorge Bosch, Jorge Calvo

Lugar: Teatro Cervantes, 20 de enero

Daniel Veronese ha dirigido la traducción de Jordi Galcerán de Invencible, una comedia que en principio no parece depararnos sorpresa pero que va dejando el agradable sabor de un gran trabajo teatral. La historia se desarrolla en un pueblo, en un barrio, de clase media baja, al que a causa de la crisis económica ha de trasladarse un matrimonio con sus hijos pequeños. Estos, que vienen de una posición económica bastante más acomodada, tratan de integrarse en el ambiente invitando a alguno de los vecinos. Sólo una pareja vernácula acepta la deferencia. La simplicidad de la propuesta no necesita explicación sobre el resto de la sinopsis, es obvio que el choque de clases, cultural y económico provocará que afloren situaciones divertidas que pueden poner ante nuestros ojos nuestro propio comportamiento o nuestro lugar en el orden social. Pero más allá de esto, el libreto contiene una exposición de personajes muy rica, y una clara definición de la actualidad en la sociedad europea. Algo que ha permitido a Veronese alzarse por encima de la neutral comedia y sacar el máximo partido de enfrentamientos que nacen más de la idiosincrasia de cada persona que del arquetipo.

El logro es patente cuando asistimos a momentos memorables, escenas que de por sí podían ser amables terminan convirtiéndose en una exhibición de recursos actorales. Maribel Verdú y Jorge Bosch, la pareja bien situada, tras una borrachera liberadora, mantienen un duelo artístico bellísimo donde logran pasar de un estado de ánimo a otro en apenas segundos para bordear el drama en medio de la más absoluta comicidad. Duelo al que no le va a la zaga la otra pareja, la de Pilar Castro y Jorge Calvo, con una recreación soberbia de dos personas con más corazón que intelectualidad. El maestro Veronese dispone a antojo cuándo es el estilo teatral necesario para cada escena. Y así vemos que los personajes se agarran al guiño con el espectador en la situación justa para inmediatamente después trasladarnos a la intimidad más naturalista, sicoanalítica y dramática. Con eso obtiene un ritmo interno paralelo al de los personajes que le da volumen a la obra con un resultado espléndido.

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