El Centro de Arte Contemporáneo (CAC), museo de titularidad municipal gestionado por la empresa de Fernando Francés y que este año celebra los 15 años de su inauguración, vuelve a ser noticia por la supuesta opacidad de su gestión. Este miércoles por la noche, medio centenar de personas, entre artistas, gestores, trabajadores de la cultura, representantes políticos y distintos colectivos sociales de la ciudad, se reunieron a las puertas del espacio de calle Alemania para participar en una acción artística con el fin de reclamar «una gestión transparente» y denunciar «el desprecio por las buenas prácticas» del que hace gala Francés. Una protesta inaudita en la ´Málaga de los museos´ que tiene visos de repetirse si no cambia la situación.

La iniciativa ciudadana se basó en la proyección en la fachada del CAC de las palabras «Pan y Circo», una locución latina peyorativa (Panem et Circenses), que describe la manera de actuar de un gobierno que, para mantener tranquila a la población y ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento con criterios asistencialistas. La llamativa acción también tuvo como destinatarios a los responsables municipales de Cultura, a los que consideran cómplices de que el CAC continúe siendo uno de los museos españoles que menor transparencia presenta, tal y como señala el último estudio elaborado por la Fundación Compromiso y Transparencia.

Según los convocantes, la acción simbólica «reflexiona sobre la opacidad del museo en la gestión del dinero público, el desprecio por las buenas prácticas y la concepción del centro como mero espectáculo. Un proceso de desgaste en el que la principal perjudicada ha sido la comunidad artística, no sólo por la pobre representación del arte local, sino por las condiciones de mala praxis en las que se han realizado las pocas exposiciones de proximidad».

Otro elemento que llama la atención sobre el funcionamiento del CAC es «el abuso de participación del director en las contrataciones y asesoramientos en los programas culturales y adquisición de obras de arte, monopolizando cualquier proyecto relacionado con el arte contemporáneo en la ciudad de Málaga».

«No se puede confundir la promoción de la cultura con la subvención de determinadas empresas sin criterios transparentes que lo justifiquen. El nepotismo y la falta de comprensión con respecto a las necesidades culturales de la ciudad y sus creadores, no puede estar sostenido con dinero público», indican en su comunicado. También destacan que Pan y Circo «es una acción en favor de una gestión transparente, responsable e igualitaria, sin menosprecio de la excelencia artística y en contra de todo abuso de poder ejercido por instituciones públicas».

Pero los frentes abiertos del CAC, que recibe un presupuesto municipal de 3,3 millones anuales, no solo se centran en la falta de transparencia. En febrero, la Fiscalía de Medio Ambiente de Málaga presentó una querella contra Fernando Francés por un presunto delito contra el patrimonio histórico artístico en relación con los mosaicos del artista Invader colocados en edificios integrados como Bien de Interés Cultural (BIC).

Según la Fiscalía, los mosaicos fueron colocados «con invitación y previo concierto» del empresario cántabro. Según fuentes cercanas a la investigación, la Fiscalía considera probada la implicación del director del CAC en la planificación de la colocación de los mosaicos, lo que coloca al Ayuntamiento en una posición bastante comprometida. Pese a ello, el Consistorio tiene previsto ampliar un año más la concesión del CAC a la empresa de Fernando Francés, Gestión Cultural y Comunicación.