¿Qué singulariza este montaje que protagoniza?

Nuestra propuesta, que es la del director Esteve Ferrer, está muy actualizada y adaptada al humor español. Hay referencias a la actualidad. Por ejemplo, en las canciones se nombra a Trump a al gobierno nacional. Hay esos guiños, que permiten un punto de conexión con el espectador. Eso se traduce en una mayor proximidad con el público. En las viñetas y en la serie de televisión, Miércoles y Pugsley eran pequeños, mientras que en el musical han crecido y se enamoran, Miércoles se enamora de un chico que no es para nada parecido a nosotros; es alguien normal y corriente, con lo que empieza el conflicto. Es otra diferencia.

¿Infunde respeto asumir un papel que hizo Anjelica Huston?

Impone respeto porque es personaje es un icono del cómic, del cine, de la televisión... No he querido dejarme influenciar, así que no vi la película de Anjelica Huston. Me he fiado de lo leído, de mi personalidad y del trabajo con el director. Hemos metido cosas de mi carácter y me he ceñido a ese corsé de Morticia, a su estereotipo.

¿Morticia pasada por el registro de Carmen Conesa?

Diría que es una mezcla; tampoco se transparenta tanto la Conesa, sino que la Morticia se ha apoderado de ella. Morticia es un personaje fuerte, muy tremendo, con un corsé apretado, literal; voy muy producida, que dicen, para mostrar exuberancia y el cuerpo que requiere el personaje.

¿Los números musicales son los mismos de Broadway?

Totalmente, son los mismos. Lo que ocurre es que las adaptaciones de las letras son libres; no son traducciones. Hay acercamiento al público español, que es una de las claves de nuestro éxito.

Parece que estamos ante otra época dorada de los musicales, que llenan los teatros. ¿El fenómeno se explica por qué la gente está harta de la crisis?

Tengo la teoría de que el musical, al igual que sucede con la ópera, es un espectáculo total y además es más popular. Luces, bailes, números, canciones... es un espectáculo completo en el que se reúnen todas las artes. La gente está harta del móvil, de las imágenes grabadas, de las redes, así que necesita el directo. El teatro, y el musical para concretar más, es el mejor directo: igual que un concierto de rock and roll. Ya no te comprar cedés, vas a ver conciertos en directo. El público paga entradas, que son caras, para ver un espectáculo total.

Es una actriz todoterreno, con experiencia en teatro, televisión, cine. ¿Prefiere las tablas o las cámaras?

Lo que prefiero es estar donde hay un buen guión, una buena historia que esté bien escrita. Empecé haciendo teatro y musical, en Barcelona, con José María Rodero. Quiero estar donde hay algo bonito que contar, sea teatro, cine o televisión. Lo que más he hecho a lo largo de mi carrera es teatro, con lo que las tablas y los escenarios son algo más que mi casa.