Título: 'Lehman Trilogy'

Compañía: Barco Pirata

Autor: Stefano Massini

Dirección: Sergio Peris-Mencheta

Intervienen: Pepe Lorente, Víctor Clavijo, Darío Paso, Litus Ruiz, Aitor Beltrán, Leo Rivera

Lugar: Teatro Cervantes

'Lehman Trilogy', de Stefano Massini y con dirección de Sergio Peris-Mencheta, se ha presentado en el Festival de Teatro de Málaga como uno de los espectáculos con más carácter de la programación. La obra narra un periodo de historia que abarca desde 1844 a 2008. Es la llegada de la familia Lehman a EEUU y las siguientes generaciones. Los comienzos difíciles, el sueño americano, el éxito y la gran caída. Se trata, pues, de una saga familiar pero que va en paralelo con lo que se supone que es la historia de la evolución de una sociedad, que puede que no sea la de todos los estadounidenses, pero sin duda la algunos de los más influyentes económica y políticamente. Es la historia de unos buenos y trabajadores emigrantes que terminan siendo los dueños del mundo, y tan arriba que cuando ellos se estrellan el mundo entero sufre las consecuencias. Parece utópico, una fantasía, pero no lo es. Es la realidad de unos acontecimientos que han provocado una de las mayores crisis mundiales.

Lo cierto es que la genialidad del espectáculo es que nos los presenta sin juzgarlos. Nos muestra los hechos, a las personas que intervinieron. Llega incluso a haber un apego con los personajes. Los vas conociendo y casi se convierten en héroes sufridores que han sabido ver la oportunidad y aprovecharla. En el momento justo y en el lugar justo. Sin embargo, es la realidad de un capitalismo feroz y agresivo que se lleva por delante todo lo que le interesa en su provecho, sin miramientos, y que además siempre va a quedar indemne, porque siempre se regenera.

Gran parte del mérito del espectáculo es haber convertido un texto de larga duración en un ameno musical. La obra inicial es aún más larga de las tres que dura esta versión. Y a pesar de todo uno se queda con ganas de más. Peris-Mencheta, el director y versionador logra un espectáculo sobresaliente. Lleno de matices y detalles al servicio de la dramaturgia. En tres horas es sorprendente la cantidad de recursos imaginativos que se desarrollan. Y sin embargo todo con una aparente simplicidad. El ritmo resulta incansable. No da tregua, salvo por los dos descansos que dividen los tres actos. Pero a esa marcha el espectador no se da ni cuenta.

Los actores, simplemente impresionantes: la versatilidad con que dan vida a los 120 personajes que interpretan es abrumadora. Y eso, asumiendo la simplicidad de elementos de vestuario y caracterización. Un trabajo magnífico de un equipo que ha logrado una cohesión total en un espectáculo simplemente teatral.