Pasadas las elecciones municipales del pasado domingo 26 de mayo, el panorama político puede valorarse en diferentes ámbitos, entre los que el taurino no queda exento. La irrupción en la última década de fuerzas con una clara posición antitaurina y la propiedad pública de determinadas plazas de toros ha condicionado la continuidad de los espectáculos taurinos en la anterior legislatura.

Trascendental también es el color político que predomine en la Diputación, propietaria de La Malagueta, para poder predecir el futuro próximo del primer coso de nuestra provincia. En este sentido, y a la espera de todos los pactos que se tienen que producir en las próximas semanas, el previsible control del Partido Popular de la presidencia del ente supramunicipal hace prever una continuidad en el fomento a la tauromaquia, reflejado en las obras de rehabilitación que se están finalizando para la transformación del edificio en un gran centro cultural; así como el mantenimiento de la actividad de la Escuela Taurina, entre otras medidas de promoción que se vienen desarrollando.

En lo que respecta a los ayuntamientos, las plazas más castigadas políticamente en los últimos años han sido las de Marbella y Torremolinos, que han permanecido cerradas a la actividad para la que fueron concebidas. La mayoría absoluta conseguida por la popular Ángeles Muñoz parece allanar el camino para el regreso de los toros una vez que concluyan las obras de reforma que se están realizando. En el caso de Torremolinos, se dan las condiciones para un pacto de fuerzas de centro derecha encabezado por las nueve actas del PP junto a las dos de Ciudadanos y Vox. Este último partido, el más significado por su posición protaurina, podría ser la pieza fundamental para reabrir una plaza que cerraba sus puertas a la tauromaquia en 2015.

En el resto de las plazas permanentes de Málaga no parece peligrar el apoyo municipal a los toros. Este es el caso de Estepona, con la aplastante victoria de su hasta ahora alcalde José María García Urbano; al igual que en Antequera con la reedición de la mayoría absoluta por parte del también popular Manuel Barón. Tampoco cambia el panorama en Cortes de la Frontera, donde la formación independiente Vecinos alcanza la mayoría y mantiene la alcaldía. Pese a ser plazas de titularidad privada, en Fuengirola incluso se amplía la mayoría popular con su alcaldesa Ana Mula al frente, y en Ronda el PP de María de la Paz Fernández la roza; por lo que en ambos casos no habrá un gobierno beligerante con los toros. Menos prometedor parece el futuro de la plaza de toros de Benalmádena, abandonada desde hace años y sin ningún plan próximo para afrontar una rehabilitación total para poder recuperar este equipamiento. El candidato socialista Víctor Navas necesitará el apoyo de Izquierda Unida para gobernar, pero en este caso no parece que la vuelta de los toros se encuentre entre sus prioridades. Tampoco ha sido la celebración de las corridas de toros en la Plaza Ochavada de Archidona una de las prioridades de la alcaldesa socialista de este municipio, Mercedes Montero, que repite con mayoría. Fue precisamente su llegada al sillón presidencial el que trajo aparejada la supresión de su tradicional corrida goyesca. Incertidumbre se presenta en Carratraca, que ha recuperado las novilladas en los dos últimos años, y donde la confluencia de IU y Podemos tiene la llave de la alcaldía tras el empate a tres actas de PSOE y PP.

Pese a no contar con coso estable, en los últimos años ha sido clara la apuesta por los toros por municipios como Villanueva del Rosario, donde el PSOE seguirá gobernando en mayoría, o más recientemente en Coín, donde sucederá lo mismo con el PP. También en Benamocarra, que cuenta con plaza portátil instalada de forma permanente, continuará como alcalde Abdeslam Lucena, que deberá afrontar la reforma de la estructura para garantizar su correcto mantenimiento.