El Real Madrid obtuvo un triunfo balsámico, aún en estado de ´shock´ por su eliminación europea, ante un Espanyol mejor en su nivel futbolístico hasta que acabó cediendo ante el gol 200 de Raúl González en Liga.
Aún resonaban en el coliseo blanco ecos de decepción. Unas horas después de fracasar en Europa, el Real Madrid regresaba al lugar del crimen. El proyecto diseñado para luchar por el trébol (Liga de Campeones, Liga y Copa del Rey), se queda con la competición doméstica como único punto de salvación de una temporada en la que el juego se ha ido apagando.
Un equipo tocado anímicamente, triste y condicionado por las bajas -sobre todo, las de Sergio Ramos y Van Nistelrooy-, saltó a medirse con un Espanyol descarado desde el inicio.
Bernd Schuster había movido ficha en su equipo. Gago pagó los platos rotos y fue el perdedor de su disputa con Diarra.
El Espanyol tenía su guión. Frenó a Robinho y Guti, los dos que inventan, para desplegar su juego siempre en campo de un Real Madrid aturdido. Valdo avisó con un cabezazo de lo que estaba por llegar y los blancos sólo llegaban en acciones a balón parado.
Pero es el Real Madrid el equipo que más tropieza con jugadas de estrategia. Todos los conjuntos que tienen algo ensayado lo ejecutan a la perfección ante una defensa pasiva a balón parado. A la media hora, un saque de esquina en corto a Luis García, lo mandó a la red Valdo, a placer, solo en el segundo palo.
Reacción blanca. La tensión se respiraba. El transcurrir del partido deparaba la peor pesadilla blanca que por corazón adelantó líneas y comenzó a inquietar a Kameni. El meta se lució con un paradón a falta de Baptista a la escuadra, pero poco pudo hacer en el 42´ ante el disparo de Higuaín tras una bella acción por el costado izquierdo de Marcelo.
Schuster sustituyó a un flojo Robinho por Drenthe. Como en el arranque, el Espanyol se apoderó del balón. Lola puso el criterio y las bandas con Riera y Valdo desequilibraron pero Pepe se erigió como salvador en el centro de la defensa. Un disparo desde 35 metros de Lola, que rozó el larguero, y un error de Íker en un despeje que salvó Guti, acrecentó el enfado de la grada que la pagó con Baptista.
Una acción de pillo de Raúl acabó en penalti de Jarque. El capitán engañó a Kameni. El triunfo más necesario de la temporada. Tamudo fue expulsado por dos amarillas al final por protestar.