El entrenador del Málaga, Juan Ramón Muñiz, admitió que la expulsión de Iñaki Goitia, al comienzo de la segunda mitad, marcó el devenir del encuentro y, por tanto, la derrota sufrida ayer en el estadio de Chapín.

"A partir de esa jugada fuimos a contrarremolque, había un rival que jugaba con un hombre más. Además, Jesús (Gámez) tenía molestias -sufre un pinchazo en el adductor derecho-, por lo que fue todo más difícil para nosotros", lamentó el técnico asturiano, consciente de que fue complicado remontar e incluso igualar el resultado.

La derrota cosechada ante el Xerez no tiene el mismo sabor que otras por haber sido más cerca de la conclusión del campeonato, cuando restan tan sólo doce jornadas y el objetivo del ascenso está tan al alcance.

"A nadie le gusta perder, y menos a estas alturas de la temporada. Sabemos que, a partir de ahora, todos los partidos van a ser así, de mucha dificultad", señaló el preparador gijonés, sabedor de que los contrincantes de la parte baja también ponen en serios apuros al bloque blanquiazul durante los noventa minutos.

Muñiz restó importancia a la pérdida de balón de Goitia, que costó el penalti, posteriormente errado por Yordi.

"Eso es el fútbol. Son aciertos y errores. Antes había hecho grandes paradas. No pasa absolutamente nada. El fútbol es acertar, equivocarse y pensar en el partido siguiente", indicó el técnico blanquiazul.

Muñiz reprobó el comportamiento de varios aficionados malaguistas, que tras el partido, aún en el campo, destrozaron asientos. "Actos así no tienen ninguna justificación", concluyó.